Malestar con dolencias musculares, nauseas, vómitos y diarrea, pueden alertar un cuadro leve de COVID-19. Un virus cuyas variantes lo hacen más contagioso, sin rango entre niños ni adultos. Expertos llaman a los médicos a no desestimar estas manifestaciones y advierten del riesgo de intentar neutralizar el virus con antibióticos, cuando ni siquiera se confirma la infección.
Por Guiomar López | LA PRENSA DE LARA
Se podría sentenciar a un paciente, que viene asintomático. Toca identificar los casos sospechosos y aislarlos en confinamiento. Una advertencia insistente en los profesionales de la salud que tienen poca experiencia tratando el coronavirus y su evolución que deja más de 103 millones de infectados en el mundo.
“Se debe actuar en todos los síntomas virales, respiratorios y gastrointestinales. Así descartar cualquier complicación”, cita Jaime Lorenzo, presidente de la organización Médicos Unidos de Venezuela, ante las implicaciones que se trate de un vehículo de contagios.
El protocolo será indicar los exámenes de laboratorio, en una especie de cerco epidemiológico para evitar el contacto con más personas. La determinación clínica que se retracta un simple cuadro viral y se indica a la prueba de diagnóstico PCR. “En otros países que ya han vivido el rebrote, se trata de una prioridad con estos diagnósticos accesibles y masivos”, recalcó Lorenzo.
Advierte que el virus no se trata inicialmente con antibióticos, a menos que lo amerite. “Ese medicamento solo mata bacterias, pero no a los virus”, explicó de su pertinencia en el agregado de infección bacteriana en el pulmón, que suele pasar en casos con deficiencia respiratoria.
Es tan variante que las lesiones cutáneas deben apreciarse con detenimiento y cierta confianza, más allá de un salpullido por una posible alergia a algún alimento o medicina. Esto lo recalca la doctora Rossi D’ Apollo, presidenta de la Comisión Anticovid de la UCLA, ante la aparición de áreas enrojecidas en la piel y hasta descamación. “No hay una sola manera de manifestarse, de allí la importancia de la vigilancia y educación del paciente y su entorno”, se refiere al riesgo de continuar con la rutina habitual y terminar contagiando un gentío.