Un nuevo gas descubierto en Marte revela una clase de química completamente nueva y va a ayudar a los científicos a desvelar secretos sobre la evolución del agua y el clima en el planeta rojo, que hace millones de años tenía unas condiciones climáticas similares a la Tierra.
Lo ha descubierto un grupo internacional de científicos, que han publicado hoy sus conclusiones en sendos artículos en la revisa Science Advance, gracias a los datos proporcionados por la misión ExoMars-TGO (Trace Gas Orbiter), fruto de la colaboración entre la Agencia Espacial Europea y la rusa Roscosmos.
El investigador José Juan López Moreno, del Instituto de Astrofísica de Andalucía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IAA-CSIC), ha subrayado que Marte “es y seguirá siendo un importante foco en la ciencia y en la exploración espacial”.
En declaraciones a EFE, López Moreno ha explicado que el conocimiento profundo de la superficie y de la atmósfera de Marte ayuda a entender su comportamiento en un pasado lejano en el que estuvo envuelto en una atmósfera mucho más densa y en el que pudo incluso tener agua en estado líquido en la superficie, y ha asegurado que “su evolución nos ayuda a conocer también cómo evolucionará la de la Tierra”.
Entre los principales objetivos de la exploración de Marte destaca el de buscar gases atmosféricos vinculados a la actividad biológica o geológica y tener un inventario del agua en el planeta, tanto de la que hubo en el pasado como la que puede haber en el presente, para determinar si pudo ser habitable en algún momento y si algún depósito de agua es accesible de cara a una futura exploración humana.
El “orbitador” ExoMars ha detectado por primera vez cloruro de hidrógeno en la atmósfera marciana, lo que supone un nuevo ciclo químico “que ahora debemos comprender”, ha señalado el investigador Kevin Olsen, de la Universidad de Oxford y uno de los investigadores principales en este trabajo.
El cloruro de hidrógeno -formado por un átomo de hidrógeno y uno de cloro- es uno de los gases a los que los especialistas en el planeta rojo prestan más atención por ser indicador de la actividad volcánica, pero las observaciones que se han hecho, y su detección en lugares muy distantes entre sí, apuntan a una fuente diferente.
El descubrimiento sugiere una interacción entre la superficie y la atmósfera marciana completamente nueva, impulsada por las estaciones de polvo; en un proceso muy similar al que se produce en la Tierra, las sales en forma de cloruro de sodio, restos de antiguos océanos evaporados en incrustadas en la superficie de Marte, son elevadas a la atmósfera por los vientos.
La explicación científica: la luz solar calienta la atmósfera y hace que se eleve el polvo, así como el valor de agua liberado desde los casquetes polares; y el polvo salado reacciona con el agua atmosférica para liberar cloro, que luego reacciona con moléculas que contienen hidrógeno para crear cloruro de hidrógeno. Se trata de un escenario químico donde el agua representa un papel fundamental.
Las evidencias apuntan ya a que en el pasado el agua líquida fluyó a través de la superficie de Marte, como lo demuestran los numerosos antiguos valles y ríos secos; también que en la actualidad el agua se halla en los casquetes polares y enterrada bajo tierra; y además que el planeta sigue perdiendo agua y que ésta escapa a la atmósfera en forma de vapor.
Los instrumentos del orbitador ExoMars-TGO permiten observar la trayectoria de los distintos tipos de agua a medida que se elevan en la atmósfera con un nivel de detalle sin precedentes, y conocer datos sobre la historia del agua en Marte y cómo evolucionó su pérdida con el tiempo, ha destacado el CSIC, y ha subrayado que los nuevos datos confirman que se han perdido grandes cantidades de agua.
José Juan López Moreno, co-investigador principal de uno de los instrumentos a bordo de la nave (el Nadir and Occultation for Mars Discovery -NOMAD-) ha precisado a EFE que el descubrimiento se refiere al contenido y distribución del vapor de agua en la atmósfera y cómo ese vapor de agua asciende y se termina perdiendo, y ha destacado que lo más novedoso es poder distinguir el vapor de agua “normal” (H2O) de aquel formado por agua “semipesada” (el HDO).
¿Alguna forma de vida?; el científico del Instituto Astrofísico de Andalucía ha explicado que todos los resultados conocidos hasta ahora muestran que en la actualidad “se puede descartar la actividad biológica”, pero no esa presencia en un pasado lejano, aunque ha subrayado que para ello es necesario hacer medidas en el subsuelo “para encontrar restos de actividad biológica anterior”.
EFE.