Julio Castellanos: Pirapira olvidada

Julio Castellanos: Pirapira olvidada

 

La comunidad de Pirapira, en la parroquia Independencia del Municipio Libertador, en el Estado Carabobo, es una comunidad rural en la cual, hasta hace pocos años, se celebraban unas fiestas patronales (San José de Pirapira) de fama regional. Los toros coleados, su gente amable y sencilla, eran un imán para quienes deseaban pasar un rato más que agradable. No obstante, las cosas han cambiado desde que las autoridades gubernamentales se olvidaron (o quizá nunca supieron) que Pirapira existe.





A solicitud de algunos vecinos me trasladé hasta esta comunidad para compartir las vivencias de su gente y pude conocer sus dificultades. En principio, la más importante, es que sus más de 200 familias se quedaron sin agua desde hace 4 años. Resulta que la bomba que extrae el agua de un pozo y surtía a la comunidad se dañó y pese a sus reiteradas solicitudes a la alcaldía, no se ha logrado restituir el servicio. Llegué hasta donde se encuentra la bomba y hasta se me hizo difícil poder tomar una buena foto debido a que el monte casi se come hasta el tablero eléctrico de esas instalaciones. 

Los vecinos han podido encontrar algo de agua solo a través de una manguera de ½ pulgada que llega hasta la calle principal del caserío proveniente de la Granja “Los Germanes” que en colaboración ayuda de esa forma a la gente. De otra forma, morirían de sed. Sin embargo, ya inició la sequía y bajo esas circunstancias es probable que ni siquiera ese humilde chorrito pueda seguir llegando.

En la misma comunidad existe un dispensario, una escuela, una capilla y una cancha con un parque infantil. Pues bien, el estado de esa infraestructura pública es una descripción precisa del olvido al que las autoridades someten a Pirapira. El dispensario no tiene agua, ni electricidad, ni siquiera un tensiómetro, de no ser por una vecina que lo abre algunas horas al día hace tiempo se lo hubiera tragado el monte. La escuela, al igual que el dispensario, no tiene ni agua, ni luz, si mañana se retorna a clases los docentes y alumnos no podrían implementar las normas de bioseguridad que exige la pandemia, ni siquiera podrían tener un baño decente.

La capilla, tampoco tiene electricidad, es decir, que ni siquiera en los momentos de recogimiento espiritual los habitantes de Pirapira pueden dejar de recordar la eficiencia de Corpoelec. La cancha y el parque infantil quedó para el entretenimiento del monte y la oscuridad. No tiene lámparas y los columpios están enredados en la grama. 

Amigo lector o lectora, quizá usted podría decir que esta comunidad debe ir completa a reclamar a la alcaldía todo lo que padece y, si no les ponen atención, hacer denuncias a través de Facebook, Twitter e Instagram en las cuentas de la Alcaldía de Libertador (en esas cuentas donde uno casi puede convencerse de un Libertador que está muchísimo mejor que San Diego). Pero debo informarles que allá en Pirapira el transporte público es escaso y cuando cae la tarde es posible que tenga que irse a pie. Aún peor es el servicio de telefonía, no hay señal para llamadas o mensajes, menos que menos se pueden usar datos ¿Cómo se puede denunciar por internet sin internet?.

En aquella otrora comunidad que poseía un claro atractivo turístico, la gente está pasando graves dificultades y el deterioro constante de su calidad de vida. Algunos vecinos me relataron sus historias de familiares, hijos y hermanos, que hasta han emigrado ante tanta penuria. El llamado es claro: Gobernador Rafael Lacava, pregunte a sus funcionarios dónde queda Pirapira, descubra que esa comunidad se encuentra en la jurisdicción del Gobierno de Carabobo y haga acto de presencia. Al menos intente aparentar que gobierna.  Alcalde Juan Perozo, el pueblo de Pirapira lo espera, desea que usted demuestre que no está de adorno. Señores gobernantes, si no tienen motivos altruistas que los impulsen a hacer su trabajo en Pirapira, por lo menos háganlo para callarme, háganlo aunque sea por hacerme quedar mal. Pirapira hoy no tiene agua, no tiene salud, ni educación, ni siquiera paz espiritual o algo de recreación… no tienen vida. Solo ustedes pueden hacer algo, si quieren.

Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica