Corea del Norte empleó durante décadas a prisioneros de guerra surcoreanos y a sus descendientes como trabajadores forzados en una amplia red de minas de carbón, afirmó una organización de defensa de derechos humanos.
Pyongyang nunca liberó a decenas de miles de prisioneros surcoreanos tras la Guerra de Corea (1950-1953).
Estos presos fueron asignados a minas de carbón en condiciones similares a la esclavitud y sus hijos y nietos heredaron este brutal destino, según un informe de la Alianza Ciudadana por los Derechos Humanos en Corea del Norte (NKHR) publicado el jueves.
El sistema conocido como “songbun” clasifica a los ciudadanos en Corea del Norte en función de sus orígenes sociales y políticos.
La absoluta lealtad a las autoridades es un factor crucial y aquellos cuyos antepasados colaboraron con el enemigo japonés o fueron capitalistas figuran en último lugar.
“Este sistema songbun se transmitió a sus hijos y nietos, que siguen trabajando en minas de carbón, plomo, zinc, magnesita y otros”, indica el informe de la oenegé basada en Seúl.
Esto les impide “cambiar de domicilio, de empleo o de realizar estudios superiores”, agrega.
Corea del Norte invadió el Sur en 1950 y, hasta el armisticio, cientos de miles de soldados fueron apresados a ambos lados de la Zona Desmilitarizada.
Según la Convención de Ginebra de 1949, los países no pueden retener un prisionero de guerra tras el final de un conflicto, pero Pyongyang sólo ha permitido el regreso de 8.343 surcoreanos.
En 2014, un informe de la ONU estimó que al menos 50.000 prisioneros de guerra surcoreanos permanecieron en el Norte tras la guerra y que unos 500 seguían con vida.
Pero el gobierno de Seúl ignoró su calvario y fueron los olvidados de las cinco cumbres intercoreanas, afirmó a la AFP Joanna Hosaniak, autora del informe.
Corea del Norte afirma respetar los derechos humanos y haber devuelto todos los prisioneros de guerra.
AFP