“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.”
Victor Frankl
Revindicar que la política sólo puede entenderse honradamente al servicio del bien común parece oportuno y necesario; que el bien común trasciende a la coyuntura, que no depende de las mayorías del momento, sino al mandato de la ineludible realidad: la Pandemia tiene un año golpeándonos sin conmiseración. El desgraciado COVID es la ruindad verdaderamente igualitaria: se lleva a pobres y ricos.
La ciudadanía teme que esta pandemia dure mucho, lo que les ha inducido a intentar transformar sus hogares en especies de autarquías (economías autosuficientes) a pesar de la estrechez o penuria. Hay que reconocerlo, en estos tiempos tan difíciles hemos demostrado que somos una sociedad que se une solidariamente ante la adversidad. La reacción ante la pandemia ha puesto de manifiesto que el sentimiento solidario está en la base de la cooperación y responsabilidad colectiva para luchar contra el virus. Este es el momento de escuchar a la ciencia y de propiciar la solidaridad, pero lo que prolifera o se propaga con la misma velocidad que COVID, son esos “fake-news” que contienen incorrectos consejos preventivos.
En los dramáticos momentos que estamos viviendo, desde un punto de vista familiar, sanitario y económico, sería recomendable que no dedicáramos todo nuestro tiempo a angustiarnos y “pre-ocuparnos”, adelantando escenarios que desconocemos y no podemos controlar.
Esta tragedia es un aspecto preocupante de una más profunda tragedia moral y es efecto de una equivocada concepción de un desmedido descuido de nuestro sistema de salud desde aquel populista y demagógico “Barrio Adentro”, que apenas queda en el recuerdo de quienes aún se preguntan qué pasó con los gallineros verticales.
Recientemente, en uno de sus atinados artículos, nuestro buen amigo Rafael García Marvez apuntaba; “Hay que resaltar, según palabras del embajador norteamericano James Story, el hecho de que “Guaidó y Maduro” se hayan sentado a negociar la estrategia de vacunación. Es importante este hecho porque es la aceptación del régimen de la existencia de esa otra parte que forma parte del Estado en conflicto. La vacuna tendrá mucha vida dentro de la política venezolana….”
Estos son tiempos en los cuales el interés general debe estar trascendido por una escala de valores, apartando todo tipo de maquiavelismo, como el contenido en la expresión: “personalmente me opongo, pero políticamente apoyo”….
¿Cómo alguien pueda apoyar y promover públicamente el mal y, al mismo tiempo, oponerse privadamente a ese mismo mal…? En todas partes se discute si vivimos en una época de decadencia de valores o de transformación de valores. Se hace necesario, de manera inequívoca identificar las cosas buenas, cuya persecución nos hace buenos. En ese sentido, si afirmamos que la política está al servicio del bien común, estamos diciendo que hay un estado de cosas bueno de la organización social que ayuda a las personas a ser buenas. Por eso, aunque estemos de acuerdo en que no deberían ser conceptos contrapuestos, el bien común va más allá que el interés general, con connotaciones más inmediatas y pragmáticas. Una sociedad orientada hacia el bien común no se contenta con el consenso sobre lo posible, sino que se esfuerza por lograr el consenso sobre lo mejor.
El problema, quizá, es que el mecanismo de adopción de decisiones propio de la democracia conlleva cierto riesgo de perder de vista que existe el bien común. Dado que se toman por mayoría, y es bueno que sea así, se da la tendencia de identificar lo que se decide por consenso como lo bueno…
Y retomando las ideas iniciales, nos permitimos reiterar que estos son momentos de unirnos como sociedad, con el único objetivo de salir de esta situación lo antes posible y de la mejor manera posible, cumpliendo con la parte que nos corresponde: quedarnos en casa y respetar las normas para evitar la expansión de esta pandemia… pues unidos también saldremos de esta otra aliada de este perverso régimen.