Científicos y ONGs alertan hace décadas sobre el peligro en el que se encuentran estos animales debido al calentamiento global, la caza ilegal y la intervención de las empresas de hidrocarburos en la región ártica.
Por infobae.com
Los osos polares viven principalmente en Canadá, Alaska, Groenlandia y el norte de Rusia, donde sobreviven gracias a las plataformas de hielo marino, donde se reproducen y cazan para conseguir las grandes cantidades de comida que requieren cada día, especialmente crías de focas, renos y aves marinas. Esta ingesta diaria es crucial para que reúnan reservas energéticas suficientes en los periodos de hibernación.
Pero el calentamiento acelerado del Ártico -donde el hielo se derrite más rápido que en cualquier otra región del planeta, convirtiéndose en un lugar más húmedo y menos predecible- atenta directamente contra la vida de estos mamíferos.
“Cientos de miles de años de evolución han preparado a los osos polares para vivir en el hielo marino. Debido al cambio climático, la capa de hielo ha disminuido rápidamente, tanto en extensión como en grosor. El hielo marino de verano se está reduciendo demasiado rápido para que los osos puedan adaptarse en algunas zonas del Ártico”, explica a Carbono News Melanie Lancaster, líder del Programa de Especies del Ártico de WWF.
Con esto, los osos tienen que recorrer mayores distancias para acercarse a las plataformas de hielo. A medida que esto sucede, las presas están menos accesibles y pueden escasear, ocasionando desnutrición y en algunos casos incluso la muerte, sobre todo de hembras con crías.
Fruto de esto, las comunidades de osos polares se vienen reduciendo intensamente desde 1987. En el mar de Beaufort de Alaska, por ejemplo, la población cayó entre 25% y 50%. En la Bahía de Hudson, por su parte, disminuyó un 30% desde ese año.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que el número de osos polares se reducirá un 30% en menos de 30 años. En su último informe los colocó en la categoría de “vulnerable con población decreciente” y los sumó a su lista roja de especies amenazadas. Según este organismo, el deshielo y los cambios en las plataformas árticas son los principales peligros para su conservación, y las perspectivas no son prometedoras.
Nature Climate Change va más allá y advierte de que “la caída de la reproducción y la supervivencia pondrá en peligro la persistencia de casi todas las subpoblaciones de aquí a 2100”.
¿Por qué son importantes?
Los osos polares son depredadores de primer orden en una zona muy vulnerable del planeta. Estos animales cumplen una función relevante no solo para que la cadena alimenticia se mantenga en equilibrio, sino también en la vida de algunas comunidades de la región. Durante cientos de años los Inuit y otros pueblos se han dedicado a la caza de estos animales por su carne, siendo cruciales para la dieta y cultura de estas sociedades.
Después, la caza se intensificó sobre todo por el valor de la piel del oso polar, cotizada en los grandes mercados internacionales como producto de lujo, poniendo en riesgo también la supervivencia de estas comunidades originarias.
La caza ilegal
En 1973 se puso fin a la caza comercial de esta especie gracias al “Acuerdo Internacional para la Conservación del Oso Polar”, permitiéndose su captura únicamente como medio de subsistencia para las comunidades locales, y siempre que se realice con métodos tradicionales. Sin embargo, la caza furtiva sigue siendo una amenaza para estos animales.
Según National Geographic, entre 1963 y 2016 se cazaron una media de 991 osos por año, es decir un total de 53.500 osos polares. El principal proveedor de pieles de osos polares es Canadá, teniendo como clientes predilectos Japón y más recientemente China.
Ante la alarma de expertos y ONG, algunos países han intentado poner límites a esta masacre. Mientras que Rusia y Noruega prohíben su caza, otros países como Canadá y Estados Unidos la permiten, pero solo para cierto número de ejemplares al año.
Sin embargo, estos requisitos están lejos de cumplirse. WWF y otros movimientos ecologistas advierten que “en países como Rusia existe una importante falta de regulación, control e información sobre su caza”.
Exploración de petróleo y gas en el Ártico
En el fondo marino del Polo Norte permanece alrededor del 13% de petróleo y 30% del gas no explotado que alberga el planeta, según el Instituto Geológico de Estados Unidos. Es por eso que los países limítrofes están peleando por ampliar las zonas de exploración más allá de los límites acordados en la Convención de Derecho Marino.
Además, a finales de 2020, el gobierno estadounidense abrió parte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico a la exploración de petróleo y gas. Esta zona tiene la mayor concentración de guaridas de osos polares en tierra firme de Estados Unidos.
“Permitir la exploración de petróleo y gas en el hábitat crítico de las guaridas, especialmente durante la época en que las hembras de oso polar dan a luz y crían a sus cachorros, podría perturbar y poner en peligro tanto a los cachorros como a la madre. Podría tener un impacto negativo en los osos polares que viven en esta zona durante generaciones”, explica la experta de WWF a Carbono.
¿Qué se puede hacer por ellos?
Para los expertos la mejor manera de conservar a estos animales es avanzar en la acción climática global, instando a los países a incrementar la ambición en sus compromisos climáticos de acuerdo a lo dispuesto en París, para mantener la temperatura por debajo de los 1,5º centígrados, para así frenar el deshielo del Ártico.
“A menos que los países aumenten urgentemente su ambición de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo seguirá sintiendo los efectos del calentamiento del Ártico: aumento del nivel del mar, cambios en los patrones climáticos y de precipitaciones, aumento de los fenómenos meteorológicos graves y efectos en las poblaciones de peces, mamíferos marinos y aves de importancia mundial”, sostiene Lancaster.