Para quienes solo pueden pagar gasolina a precio subsidiado, luego de más de un año, la crisis no ha mejorado. En Carabobo algunos usuarios pierden hasta una semana de espera a las afueras de las estaciones de servicio, mientras otros dependen completamente de la suerte para abastecer los tanques de sus vehículos con unos pocos litros.
Por Kevin Arteaga González/El Carabobeño
En la estación de servicio Santa Ana, la única que expende combustible subsidiado en Naguanagua, ya no se ven las colas kilométricas que había meses atrás. No porque haya suficiente gasolina para todos los que necesitan surtir, sino porque tienen un mecanismo establecido mediante el terminal de la placa y un sorteo diario con el que asignan entre 150 y 200 cupos.
Indira Boscán fue una de las seleccionadas el pasado martes 30 de marzo. Como todos los que intentaban surtir allí, tuvo que llegar antes de las 6:00 a.m. para participar en el sorteo. A pesar de que para ella representó un alivio poder acceder al combustible subsidiado gracias a la suerte que tuvo, aseguró que no deja de sentirse humillada.
“Es humillante porque uno no descansa y tampoco tenemos la certeza de que vamos a ser seleccionados en el sorteo”, dijo en entrevista. Los desafortunados que no hayan sido seleccionados deben esperar hasta la siguiente semana, cuando les corresponda de acuerdo al último número de su placa, para volver a intentarlo.
Para evitarse el tiempo de espera y tener que madrugar, tendría que acudir a una estación de servicio dolarizada, que son la mayoría en la entidad carabobeña. Pero eso implica un gasto de 20 dólares, equivalentes a 40 litros de combustible, lo que dejaría prácticamente en jaque su presupuesto familiar.
“Los que no tenemos capacidad de cancelar gasolina dolarizada, tenemos que caer aquí, porque son 20 dólares, pero con eso por lo menos uno compra otras cosas que son necesarias para el hogar. Eso es lo que a mí me trae hasta aquí”, explicó mientras esperaba su turno, sentada en un muro frente a la gasolinera.
De toda la experiencia de surtir combustible en la estación Santa Ana, Boscán rescató que al menos solo pierde algunas horas durante la mañana, ya que en las últimas semanas la gandola de Pdvsa ha llegado un día antes, lo que agiliza el proceso.
Ángel González trabaja haciendo viajes desde el municipio Guanarito, en Portuguesa, hasta Valencia para despachar principalmente lechosa, entre otras frutas. Tras concluir con su labor en la capital carabobeña, decidió intentarlo en la estación subsidiada de Naguanagua para completar los litros que le faltaban al vehículo antes de devolverse a su pueblo.
“Se me ha hecho difícil echar gasolina, porque todas las estaciones de servicio subsidiadas están iguales”, detalló González. “De allá para acá (de Guanarito a Valencia) pagué puro combustible dolarizado”.
Y la suerte estuvo de su lado el pasado martes. Salió seleccionado en el sorteo de la bomba San Ana. Tal como Indira Boscán, también sintió alivio, porque ya había gastado más de 100 dólares en gasolina. “Lo que hago en flete, lo gasto en gasolina. Por eso si tengo oportunidad de echar aquí, aprovecho y en Guanarito tengo que echar subsidiada otra vez”, agregó.
En las pocas estaciones subsidiadas restantes que hay en Carabobo solo se basan en el esquema del terminal de la placa y abastecen hasta donde alcance la gasolina. Es por eso que muchos usuarios se ven en la obligación de pasar hasta más de una semana a la espera, con pernocta incluida.
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