Un profesor me dijo en la universidad, a modo de disculpa a los desatinos habituales de los cuerpos policiales, que “no se hace policía con arzobispos” y admito que no podemos ser tan exigentes en la selección del personal para las policías pero, al menos, podríamos pedir a los aspirantes a efectivos, mucho más para director, manejo de elementales conceptos de lógica y razonamiento inteligente similares a los exigidos para los niños en educación inicial para proceder a su contratación.
Mientras nos reímos, lamentablemente, aún hay déficit de agua en los centros de salud, los médicos y enfermeras no cuentan con suficientes equipos de protección personal (ni sueldo decente), no se sabe, por voz del alcalde, el número de casos en el municipio, la cantidad de camas hospitalarias disponibles, los recursos invertidos para responder al previsible incremento de casos, la disposición de espacios suficientes en los cementerios municipales o capacidad en los crematorios de modo que pueda evitarse un manejo inadecuado de los fallecidos, en fin, el municipio Libertador es la definición perfecta de opacidad administrativa. Con ocultar la información que debe ser pública no lograremos que la población sea consciente de los riesgos que implica la pandemia.
La respuesta exclusivamente policial a la pandemia surge de la intención manifiesta de culpar a los ciudadanos por el incremento de casos y obviar, tapar o escamotear la responsabilidad de las autoridades por la ausencia de una política sanitaria que permita la dotación efectiva a los centros de salud y su preparación para atender los contagios. Hace un año escribí, en este mismo espacio, la necesidad de instalar hospitales de campaña en el municipio Libertador como acción preventiva en caso de la ocurrencia no deseada de un aumento exponencial de casos, incluso hacía la recomendación de usar espacios como canchas deportivas e iglesias para ello, nada de eso se hizo y, pues, llegamos al llegadero.
Aún hay oportunidad de reaccionar, en principio, ciudadano Alcalde, comprenda que su cargo amerita transparencia, rendición de cuentas y contraloría social, no es delito exigir información ni es un acto contrarrevolucionario o un pecado contra su dios Chávez el que usted entregue datos al público. Segundo, todas las voluntades son necesarias en momentos de emergencia, los adecos, aunque seamos un partido ilegalizado, con tarjeta y sede secuestrada y dirigencia perseguida, tenemos la disposición de ejercer el rol que una oposición seria y auténtica tiene: decir la verdad, dar recomendaciones y exigir políticas públicas efectivas.
En ese sentido, creemos necesario revisar el enfoque exclusivamente policial con el cual el municipio Libertador está respondiendo a la emergencia sanitaria. Este enfoque puede lesionar derechos humanos internacional y nacionalmente reconocidos y, además, puede generar incentivos para la extorsión a individuos o empresas por parte de efectivos policiales corruptos. En este municipio tenemos tres ambulatorios (dos dependientes de Insalud y uno dependiente del IVSS), tres CDI, el CESADE y la Maternidad “María Ibarra”, el deber de la Alcaldía es responder y velar por las condiciones en que prestan sus servicios. Esperamos que esta emergencia sea superada pero ese logro amerita trabajo persistente con un enfoque sanitario, la policía puede ser más útil contra el hampa antes que contra el virus.
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica