En una mañana gris y lluviosa, Chen Si patrulla el puente de Nankin que cruza el Yangtsé, para evitar que las personas desesperadas salten a las aguas turbulentas de este río, el más largo de China. Este puente es un orgullo de China, pero registra el triste récord mundial de suicidios.
Por Clarín
Chen Si lo recorre todos los fines de semana desde hace 18 años. Su misión: convencer a las personas que quieren suicidarse de que no lo hagan. Ha salvado a cientos de ellas, lo que le ha valido en la prensa local el apodo de “Ángel de Nankin”, el nombre de la gran ciudad del este del país.
Con un cigarrillo en una mano y una cantimplora con té verde en la otra, el cincuentón no cree que sea para tanto. “No soy un ángel. Solo intento aportar un poco de luz a quienes están en la oscuridad”, explica a la AFP.
La vida de Chen cambió cuando a sus 22 años vio a una joven llorando que se iba a tirar al vacío. Chen Si empezó a hablar con ella y la convenció de que no lo hiciera.
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