Lenín Moreno habla pausado y con calma, como si quisiera aprovechar cada minuto que le queda de presidencia. Dentro de un mes deberá pasarle el poder al exbanquero Guillermo Lasso, que con su inesperado triunfo frustró las ambiciones de Rafael Correa de imponer un candidato propio.
Por Juan Landaburu | lanacion.com.ar
El exvicepresidente de Correa dedicó buena parte de su mandato a desarmar la herencia política y económica de su antecesor, en uno de los giros políticos más dramáticos de la historia reciente de la región. En esta entrevista con La Nación (Argentina) dice que no tiene dudas de que Ecuador iba camino a ser una nueva Venezuela.
Los bajos niveles de popularidad, condicionados por una economía en crisis agravada por la pandemia, con los que se despide del poder demuestran que no ha sido un mandato fácil. Moreno también se despegó de Correa al acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para poner en orden la economía. El acuerdo implicó una serie de ajustes y quita de subsidios que generó un fuerte malestar social. Pero a Moreno no le preocupa su baja popularidad: “Siempre escogimos actuar de manera correcta y no de manera popular. Y lo correcto era ordenar las cuentas”.
La pandemia hundió más la economía ecuatoriana, que cayó cerca de un 8 % en 2020, aunque Moreno es optimista. “Las cifras han mejorado ostensiblemente”, confía, aunque habrá que esperar al mandato de Lasso para ver si efectivamente están esos brotes verdes.
Es difícil no pensar en el chavismo cuando usted hace esta descripción. ¿Qué salida ve para Venezuela?
En Venezuela lo que prima es un régimen autoritario financiado por el narcotráfico, un régimen criminal que ha sometido al exilio, que ha expulsado a cinco millones de sus ciudadanos para aliviarse. Es un régimen criminal que lastimosamente dura ya demasiado, porque esa es la característica de ellos, tratar de prolongarse en el poder. La querida Venezuela creo que perdió una excelente oportunidad en la elección de la Asamblea Nacional. Ahí debieron haberse manifestado abierta y rotundamente en contra del sistema dictatorial y debían haberse ratificado en la elección del presidente Juan Guaidó, desconociendo la autoridad que no correspondía, la autoridad que era ajena a la legalidad como la de Maduro. Lastimosamente empezaron a dialogar con la dictadura. Con las dictaduras no se dialoga, a las dictaduras se las derroca. Al autoritarismo se lo derroca.
¿Ecuador estaba en camino de ser una nueva Venezuela?
Claro que sí. Recordemos que el presidente anterior, el economista Correa, construyó carreteras y puentes hacia Colombia que no tenían una continuación, que terminaban en una montaña, y que estaban destinados al transporte de los narcóticos. Por otra parte, se dañó a los radares para que no puedan detectar las avionetas que trasladaban droga. Se creó una franja de permisividad en la cual los narcotraficantes podían estar y deambular sin ninguna restricción. Recordemos, inclusive, que a (Raúl) ‘Reyes’, de las Farc, cuando se produjo el bombardeo en la Angostura se lo encontró acá en nuestro país, en un campamento completo. En un principio todos nos molestamos, y todos nos molestamos con razón, porque sin duda era una injerencia que no le correspondía al Estado colombiano.
Pero siempre sospeché de la excesiva molestia del presidente Correa por ese acto, inclusive no aceptaba las disculpas que presentó el presidente (Álvaro) Uribe. Después lo entendí, tenía un acuerdo con las Farc. Es por eso que, apenas iniciado el gobierno, en un acto supuesto de soberanía, expulsó a la base militar estadounidense de Manta, que tenía una labor bastante intensa con respecto a la detección de la droga. Otro tema que es importante allí es que nuestro ejército, que es el que vigila el narcotráfico, fue prácticamente desmantelado. No se lo dotó de armamento moderno que se requería para derrotar a las fuerzas mal llamadas guerrilleras y que son narcotraficantes con armas sofisticadas, como son las que ellos tenían. ¿Más pruebas necesita?
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