El fallecido fue encontrado, por parte de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, debajo del puente Internacional Francisco de Paula Santander, en Ureña, y fue levantado como víctima de inmersión, pero luego, a través de la autopsia, se determinó que presentaba un disparo de arma de fuego en la cabeza
Armando Hernández // LA NACIÓN
Funcionarios policiales consideran que los responsables del homicidio del joven Wilson Alfonso Daza Quintero, de 19 años, cuyo cadáver fue encontrado el pasado jueves, en horas de la mañana, en el lado venezolano del puente Francisco de Paula Santander, son integrantes de grupos irregulares que operan desde territorio colombiano y han causado una cadena de muertes en la zona, como consecuencia de ajuste de cuentas o guerra entre grupos que intentan obtener el dominio de la zona de frontera.
El joven estaba desaparecido desde el 26 de abril del presente año, pero eso no fue nunca investigado debido a que la familia, por motivos que se desconocen, optó por mantener silencio y no realizó la correspondiente notificación ante ninguno de los organismos policiales de la frontera. Incluso, esto evitó que en el momento de ser encontrado el cadáver se produjera alguna identificación y los detectives Contra Homicidios del Cicpc-Ureña, que efectuaron el levantamiento, dejaron constancia en actas que se trataba de una persona “desconocida”, de aproximadamente 20 años, fallecida probablemente a causa de inmersión.
El cadáver fue encontrado por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana que realizaban patrullaje fronterizo y al llegar a la base del puente internacional Francisco de Paula Santander se percataron que en el lado venezolano se encontraba el cuerpo de un hombre, por lo que inmediatamente dieron aviso a los bomberos, Protección Civil y el Cicpc, para que efectuaran el levantamiento.
Explicó uno de los funcionarios que actuaron en el procedimiento que en ese momento se desconocía que el joven Daza Quintero se encontraba desparecido y no existía ninguna información que permitiera relacionarlo con el hecho. Debido a la abundada que ha experimentado el río Táchira en los últimos días y las condiciones en que estaba el cuerpo, se pensó que se trata de un caso de inmersión y se ordenó el traslado a la morgue en San Cristóbal, para la respectiva autopsia y establecer las causas de muerte.
Cuando una ciudadana se hizo presente en la sede del Cicpc-Ureña para solicitar información sobre el cadáver encontrado a orillas del río, entonces fue que se pudo establecer su identificación, pues le mostraron fotografías y reconoció los tatuajes que el fallecido tenía en sus piernas. Dijo que el joven estaba desaparecido desde diez días antes, cuando salió de su residencia en la calle 9 del barrio Ocumare, en San Antonio del Táchira, y que el mismo trabajaba en las trochas, tanto de esa localidad como de Ureña, dedicado al traslado de mercancía hacia ambos lados de la frontera y ayudando a las personas que necesitan desplazarse entre Venezuela y Colombia.
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