Bajas ventas, altos precios de los insumos y la crisis económica que generó además escasez de efectivo, todo unido a las restricciones por la pandemia tienen al sector artesanía entre la espada y la pared, y ha obligado a muchos trabajadores a migrar a otros oficios o incluir otros rubros a la venta para poder mantenerse.
María B. Jordán // LA PRENSA DE LARA
La Plaza San José antes de la pandemia contabilizaba alrededor de 29 puestos que estaban distribuidos en 17 se personas agrupadas a la Cooperativa Turística de la Plaza San José y 17 de visitantes, hoy solo se encuentran tres artesanos que siguen trabajando en medio de las dificultades.
Antonio Peralta, quien es artesano dijo que ellos no escapan de la situación económica y por eso con el pasar del tiempo la mayoría abandonó, algunos al comercio informal, mientras que otros migraron del país.
Peralta cuenta que a veces pasan hasta dos o tres días que no vende ni una pieza, porque la gente no lo ve como una prioridad sino como un lujo. “Hice unas carteras y ya tienen un mes y no he vendido ni una” señala con tristeza al explicar que las piezas cuestan de 10 dólares en adelante dependiendo del diseño. Los collares y las pulseras van desde un dólar en adelante y su precio varía de acuerdo a las piedras y material que utilicen.
“Yo arreglo zapatos y vendo otras cosas para poder tener ingresos” dijo Peralta, quien añadió que los materiales están muy costosos y no da la base para reinvertir. Por ejemplo un hilo P4 se consigue alrededor de 10 dólares, el pie de serpiente en 1.5 verdes, mientras que el cuero de chivo ronda los 1.5 dólares el pie cuadrado y la pega se puede conseguir en 25 dólares el galón aproximadamente.
Caídas
Con la llegada de la pandemia al país, los eventos y ferias fueron suspendidos y en esas actividades los artesanos podían tener mayores ingresos “yo viajaba a todas las ferias que hacen en los estados y vendía prácticamente todo lo que llevaba” dijo Yonder Díaz.
A la playa también acostumbraban viajar o incluso a otros municipios del estado Lara, pero la falta de gasolina y alto costo de los pasajes también impiden que puedan recorrer otras zonas, por lo que algunos prefieren quedarse en sus puesto en el centro de Barquisimeto y esperar a sus clientes fijos o uno que otro que llegue por cualquiera de sus piezas.