La historia inicial se sitúa entre 1974-76, años de crisis y dictadura en Argentina. La película se mueve en diversos planos, temáticos y temporales. En la superficie es un caso policial y tribunalicio. La violación y asesinato de una joven queda impune, y el empeño de su viudo y un funcionario subalterno del tribunal que intentan que se haga justicia, y no lo logran, por las complicidades y perversiones del sistema.
Igual que con la dictadura, se impuso la impunidad de “caso cerrado”. Pueblos y sociedades no asumen sus demonios, prefieren enterrarlos donde habitan los fantasmas de la memoria y de la consciencia colectiva. Hasta que el funcionario, ya jubilado, intenta escribir una novela sobre el asesinato y esos tiempos “ya idos”. Realmente es el autor de la novela que intenta “comprender” que pasó, un poco el papel de la literatura en su confrontación con la historia. Y a este nivel se “aclara” todo.
El autor y el castigo del criminal y las historias de amor, casi siempre frustradas, qué otra cosa son la mayoría de las historias de amor, tal como lo ha dicho la gran literatura romántica.
El viudo quedó atrapado en su amor perdido y la venganza. El funcionario, Benjamín Expósito e Irene, en un amor no consumado, ¿por qué él tardó toda una vida en superar el t(emo) al te(amo)?
Todos atrapados en el pasado.
Como dice Jorge Luis Borges: “El tiempo pasa cuando ya algo está lejos de mí”