Escenario de una entrada masiva de migrantes, muchos de ellos devueltos inmediatamente, la zona fronteriza entre Marruecos y el enclave español de Ceuta volvía a la calma este jueves, luego de choques entre jóvenes que buscaban cruzar y la policía marroquí.
Tras una noche agitada, las calles de la población fronteriza de Castillejos (Fnideq en árabe) lucían vacías: las autoridades marroquíes evacuaron en autobuses a la multitud llegada hasta ahí soñando con un futuro mejor en Europa, según las versiones recogidas en el lugar por un periodista de la AFP.
Desde el lunes, 8.000 migrantes lograron ingresar en Ceuta gracias a la relajación de los controles del lado marroquí, con el telón de fondo de una disputa diplomática entre Rabat y Madrid, por la asistencia médica prestada por España al líder independentista del Sáhara Occidental, un territorio que Marruecos considera como suyo.
De ellos, 6.000 ya fueron retornados a Marruecos, según las autoridades españolas, que este jueves subieron aún más el tono, denunciando una “agresión” y un “chantaje” de Rabat.
No obstante, muchos de los retornados mantienen la esperanza de volverlo a intentar si se relajan nuevamente los controles migratorios.
“Aquí no tengo ningún futuro, quiero trabajar para ayudar a mi familia”, señaló a la AFP Mohamed, llegado el miércoles a Castillejos tras una larga travesía. Este joven de 17 años dejó atrás sus estudios y su familia para intentar ingresar en España.
“Algún día volveré a probar suerte y lo lograré”, estimó Hassan, de 17 años, quien “sueña con vivir en Europa”.
– Choque violento –
Descalzos o en sandalias, con la ropa sucia o deshilachada, una multitud, en su mayoría jóvenes, han intentado pasar a Ceuta, un pequeño enclave de 84.000 habitantes, que junto con Melilla constituye la única frontera terrestre entre la Unión Europea y África.
En Castillejos se produjo la noche del miércoles al jueves un episodio violento, cuando un millar de jóvenes marroquíes lanzaron piedras a las fuerzas del orden marroquíes y las obligaron a retroceder, antes de prender fuego a una motocicleta.
En Melilla, un centenar de migrantes intentaron infructuosamente saltar la valla fronteriza en la madrugada del jueves, informó la delegación del gobierno en ese enclave, la tercera tentativa similar desde el martes, cuando lograron entrar 86 personas de un grupo de 300.
En este contexto, España aumentó la presión sobre Rabat, un socio clave en el control del flujo migratorio.
“No solamente es una agresión a las fronteras españolas sino a las fronteras de la Unión Europea”, denunció la ministra de Defensa, Margarita Robles, para quien Marruecos ha puesto “en juego las vidas de menores” dejándoles vía libre para acceder a nado a Ceuta.
Madrid recibió el apoyo y la solidaridad de altas autoridades europeas, con el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, advirtiendo el miércoles que “Europa no se dejará intimidar por nadie” ante la crisis migratoria, en referencia velada a Marruecos.
– Fuerza “desproporcionada” –
Rabat, que ha guardado un silencio casi total sobre este asunto, dio a entender que la crisis migratoria estaba relacionada con la hospitalización en España de Brahim Ghali, el líder del movimiento independentista saharaui Frente Polisario, respaldado por Argelia.
“España debe saber que el precio por desacreditar a Marruecos se paga caro. Debe revisar su política, sus relaciones”, señaló el ministro de Derechos Humanos, Mustafá Ramid.
La agencia oficial MAP publicó una serie de artículos, uno de los cuales criticó a la UE por entrometerse “en la crisis entre Madrid y Rabat, no para denunciar la recepción de un criminal de guerra en suelo europeo, sino para defender ‘la europeidad'” de Ceuta y Melilla, controlados por España durante siglos y reivindicados por Rabat.
Otro texto acusó a España de “maltratar a los migrantes”, denunciando la utilización “desproporcionada” de bombas lacrimógenas desde la playa ceutí para alejar a las personas de la valla fronteriza. La etiqueta #CeutaYMelillaSonMarroquies era tendencia en Twitter en Marruecos.
España insiste en que la decisión de albergar a Ghali obedece a razones “humanitarias”. Asimismo, reiteró que no ha cambiado su postura respecto al Sáhara Occidental, una excolonia española, y que mantendrá su neutralidad y respetará las resoluciones de Naciones Unidas.
Ante la crisis en la frontera, varias oenegés españolas y marroquíes criticaron la presencia de menores y su utilización en un “juego político”, a la vez que cuestionan su expulsión de vuelta a Marruecos.
Amnistía Internacional censuró que los migrantes estén “siendo utilizados como peones” en este “juego político” entre Madrid y Rabat.
La delegación del gobierno español en Ceuta indicó a la AFP este jueves que en Ceuta permanecen 800 de los 1.500 menores que ingresaron, ya que ha habido “muchos retornados por voluntad propia”.
AFP