Desde que la pandemia comenzó a azotar a la India, un hombre participó en más de 1.300 cremaciones de víctimas del covid-19, por lo que fue reconocido por autoridades locales, que lo apodaron ‘corona warrior’, o ‘guerrero’ contra el coronavirus. Sin embargo, cuando se contagió no logró conseguir una cama en un hospital gubernamental y nadie lo ayudó a costear los medicamentos que necesitaba, por lo que finalmente murió, publicaron medios locales este viernes 4 de junio.
La víctima es Chandan Nimje, de 67 años, quien se habría infectado cuando fue junto con su esposa a recibir la primera dosis de la vacuna contra el covid-19 en la ciudad de Nagpur, estado de Maharashtra. Poco después, el hombre, su mujer, dos hijos y su hermana notaron los primeros síntomas y al testearse dieron positivo.
Su salud empezó a deteriorarse en la última semana de abril, por lo que su familia trató de internarlo en un hospital gubernamental, pero le fue imposible conseguir una cama. Por eso debieron recurrir a centros privados, donde agotaron sus ahorros.
“Nos acercamos a todos, no solo por ayuda financiera, sino también por una cama y medicinas, pero nadie respondió”, lamentó Arvind Rataudi, fundador de la ONG King Cobra Youth Force (KCYF), a la que Nimje se había unido para asistir a la población afectada por el coronavirus. “Nadie ayudó a la persona que hizo todo lo posible por darles dignidad en la muerte a más de 1.300 ciudadanos”, agregó.
Cuando el 5 de mayo lo internaron en un hospital privado, le pidieron a la familia que consiguiera un costoso medicamento llamado Tocilizumab. Entonces, desde la ONG volvieron a llamar a las autoridades locales y otra vez “nadie respondió”. Rataudi dijo que fue un voluntario de KCYF el que lo envió desde Delhi “sin pedir el dinero”.
Sin embargo, el estado de salud de Nimje se complicaba cada día más y el 26 de mayo falleció, por lo que el fundador de la ONG anunció que iniciará una demanda en la Corte de Bombay contra las autoridades locales por “negligencia que llevó a su muerte prematura”.
Para colmo, los primeros llamados de los dirigentes para ofrecer las medicinas que el ‘corona warrior’ necesitaba llegaron durante el funeral, mientras que ocho días después de su muerte otros funcionarios contactaron con la ONG para saber si habían conseguido los fármacos.