Al menos 45 personas murieron y decenas resultaron heridas el domingo cuando un avión militar filipino se estrelló durante el aterrizaje en el sur del país, indicó un nuevo balance de las fuerzas armadas.
La cifra revisada de muertos incluye a 42 militares que estaban a bordo del avión de transporte tipo Hércules C-130 que intentaba aterrizar hacia el mediodía en la isla de Jolo, en la provincia de Sulu.
Tres civiles también murieron en el accidente, informaron las fuerzas armadas.
TROPAS PARA COMBATIR A YIHADISTAS
En el interior del aparato viajaban soldados que en su mayoría acababan de graduarse e iban a ser desplegados en un batallón que combate contra varios grupos extremistas islámicos que se refugian en el remoto archipiélago de Jolo, en el suroeste de Filipinas.
Además de cinco vehículos militares.
El incidente causó una espesa nube de humo negro, conforme a los vídeos y fotografías publicadas en las redes sociales por testigos, mientras las llamas devoraban parte del aparato siniestrado.
Las autoridades desplegaron rápidamente un dispositivo de emergencia para buscar supervivientes y recuperar los cuerpos de los fallecidos entre los restos de la aeronave.
“Estamos haciendo todo lo que podemos para rescatar a los pasajeros” restantes, apuntó Sobejana.
Las autoridades han abierto una investigación para tratar de determinar las causas y motivos que han propiciado el siniestro.
OTRO ACCIDENTE DEL EJÉRCITO
El accidente vuelve a poner en el punto de mira al vetusto y pobremente mantenido arsenal del Ejército filipino, que generalmente adquiere aviones y helicópteros de segunda e incluso de tercera mano.
El C-130 accidentado fue entregado a principios de año a Filipinas mediante el acuerdo de asistencia militar que mantiene con Estados Unidos, quien operó la nave entre 1988 y 2016 y que pasó los últimos años en un hangar de una base estadounidense.
El senador filipino Gordon Richard cuestionó en Twitter el mantenimiento de los aparatos y reclamó una investigación urgente para abordar este incidente que pone en riesgo “la seguridad nacional”.
“Debe haber un buen mantenimiento y entrenamiento continuo de nuestras tropas para evitar la pérdida de vidas, mano de obra y material”, denunció el político.
Por su parte, el secretario de Defensa, Delfin Lorenzana, rechazó en un comunicado los comentarios que cuestionan las compras realizadas por el Ejército filipino y calificó de “sin sentido” las alegaciones de que se adquieren aparatos defectuosos.
A finales de junio, seis personas perdieron la vida al accidentarse un helicóptero S-70i Black Hawk durante una misión de entrenamiento cerca de la base militar aérea de Clark, en el norte de Manila.
El helicóptero era uno de los 16 adquiridos en 2019 y entregados el pasado noviembre.
A raíz de este incidente, el secretario de Defensa ordenó dejar en tierra de manera temporal toda la flota de Black Hawk mientras se procedía a una revisión.
En enero, un helicóptero UH-1H utilizado en la guerra de Vietnam y que posteriormente fue renovado sufrió un accidente durante una misión de abastecimiento en el sur del país y que se saldó con ocho soldados fallecidos.
El gobierno se comprometió en 2018 a destinar más de 6.000 millones de dólares para actualizar el desfasado arsenal del Ejército.
Con información de EFE y AFP