Los indicadores sociales con mayor impacto en el común de los ciudadanos como desempleo, niveles de pobreza y pérdida del poder adquisitivo. Reflejan la dura realidad que sigue afectando a las familias Venezolanas durante el 2021, al no observarse los resultados esperados que habían sido anunciados a principios de año por la vocería oficial, al implementarse una serie de iniciativas que permitirían según su entender, lograr mejorar la capacidad de consumo y de calidad de vida de las familias Venezolanas.
VICENTE BRITO
Al transcurrir los primeros seis meses del año, los números indican resultados angustiosos para los venezolanos, tales como una continua caída del producto interno bruto, cierre de empresas, pérdida de puestos de trabajo, una hiperinflación que se acerca al 2.500%, elevados niveles de desempleo. Están ubicados estos indicadores sociales, dentro de los más altos en el mundo.
Estos resultados se reflejan como consecuencia de la continua caída de la actividad económica, lo cual se hace evidente en los más importantes sectores productivos del país que son los grandes generadores de empleos: agricultura, turismo, construcción, industria, petróleo y pecuario. Se estima que entre unos 250 mil y 400 mil puestos de trabajo se perdieron por la reducción de la actividad económica en este primer semestre del 2021.
La sola dolarización por sí sola, no permite la recuperación de la actividad económica, sin lograr el fortalecimiento de la producción nacional. Lo que si se observa es un aumento de las importaciones para cubrir el consumo nacional las cuales se doblaron en un año, estando sujetos los precios de estos productos importados a su costo en el mercado internacional, teniendo el consumidor que adquirirlos en la mayoría de los casos por encima del precio que tenía el producto nacional. Esto se hace evidente en el crecimiento de los precios en dólares observado en este primer semestre 2021 de buena parte de las importaciones, aquí no solo se refiere a los productos terminados sino a las materias primas importadas para ser procesada por la agroindustria nacional.
A pesar de estas realidades, NO se observa la voluntad política para lograr decisiones que logren soluciones a la crisis social; lo que si se impone es la estrategia política de seguir sosteniendo un modelo estatista limitativo de la actividad privada, el cual no solo es responsable de la caída de la producción nacional, sino también de las desmejoras sociales que afectan a los venezolanos.