Los musulmanes de Oriente Medio celebran este año un Aíd al Adha o fiesta del sacrificio con menos restricciones por la covid-19, gracias a una mejora de la situación en algunos países, aunque la crisis económica hace que muchos no puedan permitirse comprar un carnero o ni siquiera un kilo de carne para esta ocasión.
A diferencia de 2020, en países como Egipto, Jordania y el Líbano no se han impuesto toques de queda o prohibiciones de celebrar la fiesta grande del islam, en la que los fieles recuerdan como el profeta Abraham ofreció a su hijo primogénito a dios con el sacrificio de una cabeza de ganado, incluso una vaca o un camello.
MENOS RESTRICCIONES PERO PRECAUCIÓN
En Jordania y en países del golfo Pérsico esto es posible gracias al avance de la campaña de vacunación, con las autoridades del reino que esperan alcanzar el 50 % de la población en septiembre mientras en Emiratos Árabes Unidos o Baréin ya más del 60 % ha recibido dos dosis y puede optar a una tercera de refuerzo.
Sin embargo, todos los Gobiernos han hecho llamamientos a extremar las precauciones durante esta fiesta, que dio comienzo hoy con la matanza y un rezo multitudinario al alba, y se prolongará tres días, en los que las familias y amigos se reúnen para comer e intercambiar regalos.
Una de las tradiciones del Aíd al Adha es que la persona con recursos sacrifique un animal y reparta la carne entre sus parientes, vecinos y los más necesitados, una práctica que ha sido desaconsejada por los riesgos de salud y que las autoridades religiosas han instado a hacer, en su lugar, a través de organizaciones caritativas.
En Egipto el Gobierno ha prohibido un año más la matanza en las calles y ha puesto a disposición de los ciudadanos los mataderos públicos gratis, aunque quien puede sacrificar a un animal todavía quiere hacerlo con sus propias manos.
PRECIOS IMPOSIBLES EN SUDÁN
En Sudán pocos se pueden permitir este año sacrificar una cabeza de ganado, cuyo precio se sitúa entre 35.000 y 50.000 libras sudanesas (a partir de 50 dólares) en la capital Jartum, frente al año pasado, cuando costaba entre 8.000 y 13.000 libras.
Esa cifra supera el salario de un funcionario estatal y es imposible de pagar para muchas familias, que este año tendrán que prescindir de la tradición, en medio de una acuciante crisis económica con la inflación interanual que se situó en 412,75 % en junio, un aumento del 33,96% respecto al mes anterior.
El aumento se debe a que los precios de alimentos y bebidas acumulan una inflación del 247,97 %, al igual que otros bienes básicos, que además escasean en el país, debido a la falta de divisas y a la gran depreciación de la moneda local frente al dólar estadounidense.
OTRO AÍD MANCHADO DE SANGRE
Los iraquíes viven otro Aíd al Adha manchado de sangre, después de que ayer se produjera un atentado en un mercado de la capital Bagdad que dejó al menos 30 muertos y 60 heridos, más de la mitad de ellos mujeres y niños, informó a Efe una fuente de la Policía.
Las medidas de seguridad se han reforzado hoy, con el despliegue de efectivos del Ejército, la Policía Federal y Local, que suelen mantenerse en alerta en las festividades religiosas que se han visto ensombrecidas por ataques terroristas en los pasados años.
Además, los iraquíes sufren estos días altas temperaturas, que alcanzan los 52 grados en algunas regiones del país, en medio de una grave crisis energética con apagones de electricidad de más de 12 horas diarias que afectan a todos los sectores.
La posibilidad de comprar una cabeza de ganado se ha reducido este año debido a la crisis económica y a la depreciación de la moneda iraquí frente al dólar, por lo que muchas familias se limitan a comprar dulces tradicionales o a hacerlos en casa y celebrar sin carne.
SIRIA, SIN CARNE NI FIESTA
La acuciante crisis económica en Siria tras una década de conflicto, con el 60 % de la población que no puede permitirse una comida al día, hace que celebrar el Aíd al Adha con carne y alimentos en abundancia sea sólo un recuerdo lejano.
Un vendedor de ganado de 45 años, Abu Husein, aseguró a Efe en Damasco que la venta de animales para el sacrificio ha disminuido un 80 % este año, algo que no había pasado ni siquiera cuando la mayor parte del país estaba sumido en la guerra.
“Este año no habrá celebraciones por el Aíd al Adha como debería”, señaló Abu Husein.
Con el desplome de la moneda local, que cotiza a más de 3.000 liras sirias en el mercado negro frente al dólar, y el aumento de los precios de los alimentos básicos, esta fiesta es un lujo para la mayor parte de los sirios, un 83 % de los cuales vive por debajo del umbral de la pobreza según la ONU.
EFE