El camposanto parece sacado de una película terror. Las tumbas en su mayoría están profanadas, robadas, destruidas. También hay urnas viejas que son lanzadas en los pasillos y la soledad que atormenta hasta al más valiente.
Por Edwin Prieto / Todos Ahora
No hay que avanzar mucho para darse cuenta desde la entrada el abandono. Cuando una persona va a visitar los restos de sus familiares puede observar como desde el comienzo del camino las tumbas se ven deterioradas, encontradas y profanadas, los huesos, los cráneos está a la vista de todos.
“Amigo, en este cementerio la cosa está fea, trabajar aquí da miedo, no es como antes que había tranquilidad, pasar de la segunda manzana a la tercera ya es inseguro para todos. Aquí pueden atracar a cualquiera, si quieren venir a visitar a sus muertos deben venir buen temprano, después de las 11 de la mañana es un atraco fijo”, afirmó Eduardo Colina, familiar de un difunto.
Jacqueline Romero fue a visitar la tumba de su bisabuela que está ubicada aproximadamente en el medio de este cementerio y cuando llegó se encontró con la sorpresa de que el osario había sido descubierto y se veían los restos de su familiar.
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