Hace poco menos de un año la historia de una atleta venezolana se hizo viral por solicitar ayuda a través de redes sociales para costear sus entrenamientos y buscar un hito casi imposible por las condiciones en las que entrenaba en Venezuela rumbo a Tokio 2020.
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Se trata de Ahymara Espinoza, una profesora de educación física y campeona Iberoamericana (2012), quien tuvo que dejar su preparación en Europa y regresar al país para vivir en carne propia una de las desdichas que padecen la gran mayoría de los deportistas criollos.
Una casa humilde en la población de Barlovento, en el estado Miranda, fue epicentro para que la mujer de 36 años sin las herramientas necesarias lo diera todo por querer representar al país. “La situación económica te aprieta y te limita mucho. Con mi sueldo de docente a veces no me doy abasto para surtir en la cena, para comprar proteínas o para los zapatos, sin mencionar los gastos por las medicinas de mi mamá”, contaba en una entrevista para El Diario en junio.
Hoy está debutando la balista Ahymara Espinoza y sin importar el resultado que logre en #Tokio2020, ella ya es una campeona.
Tuvo que practicar sola en #VEN. Se grababa a sí misma para poder mejorar.
También costeó por su propia cuenta los zapatos que necesita para competir pic.twitter.com/4exbHACPod
— Jackelin Díaz (@JackelinDz) July 30, 2021
“Me siento satisfecha de haber estado aquí. Me siento campeona, me siento ganadora, porque pasé por muchas circunstancias y el hecho de estar aquí es algo que me motiva y me llena. No salieron los resultados como quería, pero nada, a seguir luchando y mejorando”, confesó recientemente luego de su participación en Tokio en donde se ubicó en el puesto 25 en la tabla final.
Ni una crisis de ansiedad severa detuvo a la campeona criolla, quien ahora tiene la mira puesta en el Mundial de 2022, en la que promete una mejor participación.