Dentro de la agenda de siete puntos que integran el memorándum de entendimiento firmado por las delegaciones del régimen de Nicolás Maduro y la Plataforma Unitaria de la oposición, subyacen tres grandes temas que han sido puestos sobre la mesa, como parte del proceso de negociación que comenzó en México.
Por María José Martínez / lapatilla.com
Uno de ellos es la agenda social. Le sigue el electoral y, por último, probablemente de los más importantes es la recuperación de la reinstitucionalización del país. Es lo que, desde ya, observan especialistas en materia de derecho, negociación y relaciones internacionales, quienes siguen de cerca la sexta negociación, mediada con el apoyo de los gobiernos de Noruega, México y el resto de la comunidad internacional, para encontrar una salida democrática a la crisis humanitaria y política que vive Venezuela.
Ninguno de estos temas es desconocido ni arrancan desde cero para ambas delegaciones que saben muy bien de que se trata la discusión. La nueva agenda que se discute en México es muy similar a la que se presentó en Oslo e incluso ante el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, y que, a su vez, empezó a forjarse desde las negociaciones en Republica Dominicana.
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“Este mecanismo de reinstitucionalización que fue incluido y que trata sobre el rescate de la parte institucional, es de los puntos más importantes del acuerdo que fue suscrito con la formalidad protocolar que le dio México. Es un proceso que, aunque no es fácil ni es una tarea rápida o sencilla, es fundamental porque buscar abordar y lograr un acuerdo que incluirían otros aspectos como lo electoral”, expresó Juan Manuel Raffalli Arismendi, abogado constitucionalista y docente, quien ha sido un asesor permanente en buena parte todos los procesos de negociación que se han dado en los últimos años.
La “reinstitucionalización” a la que se refiere Raffalli y que conlleva el balance de poderes para la democracia, implicaría que debe adecuarse el funcionamiento de las instituciones, tal como lo establece la Constitución; lo que en otras palabras se traduciría en la revisión de todos los poderes públicos como el Tribunal Supremo de Justicia, el poder moral y electoral, así como establecer el pluralismo político y discutir figuras como el protectorado o el estado comunal, que han sido creadas sin estar en la constitución, sostiene el abogado.
“Esta discusión incluye aspectos como la incorporación de los 13 magistrados principales y suplentes que designó en 2017 la Asamblea Nacional legítimamente elegida en 2015, para que sean integrados a sus funciones y se sumen a ese cuerpo. Pero también conlleva revisar el poder moral, electoral, a la fiscalía, contraloría, porque se trata de una labor de reinstitucionalización que le hace falta al país”, argumentó Luis Daniel Álvarez, catedrático y director de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela.
La recuperación de las instituciones pasa también por las fuerzas armadas del país quienes, a juicio de Raffalli, han “asumido el mayor costo de la crisis”, al terminar reprimiendo a los ciudadanos y permitir ser divididos por la política.
“Ellos (los militares) son los primeros que deben exigir que haya un acuerdo sensato en esta mesa, que se establezca el respeto de los derechos humanos y también a la soberanía popular con base en los estándares internacionales. El acuerdo que se logre tiene que estar validado por todos los poderes públicos incluyendo a las propias fuerzas armadas”.
Ambos especialistas coinciden en que otro de los grandes temas presentes en la discusión es la agenda social que ha sido puesto en la mesa en diversas ocasiones por la oposición, a través del pedido de un canal humanitario que permita atender las dificultades para el acceso a las vacunas, medicinas e insumos en hospitales y clínicas, ahora más que nunca necesarios en el contexto de la pandemia, así como el acceso a alimentos y, sin duda, atender los graves problema en las fronteras que ha traído como consecuencia una migración desbordaba que está afectando a otros países, producto de la crisis.
“Elecciones observables”, inhabilitaciones y revocatorio
Pero es el tema electoral el que más cobra fuerza en las conversaciones sobre la negociación y convenios que se logren. No ha sido casualidad que, durante la lectura del memorándum de entendimiento firmado en la Ciudad de México por las delegaciones, el jefe del equipo facilitador de Noruega, Dag Nylander, apuntara a la búsqueda de un acuerdo para “un cronograma electoral para elecciones observables”.
Sin embargo, creer que Nicolás Maduro está dispuesto a renunciar al cargo de presidente para que haya elecciones anticipadas es plantear un hecho muy poco probable. Tampoco los es pensar que los partidos de oposición, conformados en la plataforma unitaria, esperen hasta 2024 sin buscar salidas a la crisis. Esto último mucho menos cuando hay que considerar que en un plazo de 28 meses surgen tres rutas o estaciones electorales en Venezuela, explica Raffalli, como son las lecciones regionales, la posibilidad de la activación de un revocatorio, a partir del 10 enero de 2022, y unas elecciones presidenciales en 2024.
“Esto pone sobre la mesa discutir igualmente sobre la devolución de las tarjetas a los partidos que les fueron confiscadas mediante artilugios legales; las inhabilitaciones a los dirigentes que se les han impedido participar en elecciones y la posibilidad de avanzar para lograr unas elecciones legislativas presidenciales, con supervisión de la comunidad internacional”, agrega Álvarez.
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Y en este escenario la solicitud de un “cronograma electoral”, con “garantía para elecciones observadas” y “derechos políticos para todos”, no impide el planteamiento de solicitar un revocatorio del mandato presidencial, a partir del 10 de enero, reitera Raffalli.
“No veo cómo el gobierno se va a sentar en esa mesa y sostener mediante una nueva normativa como la que está vigente y que está diseñada para que no se haga nada, como lo hicieron en el pasado, mediante decisiones de jueces penales. Sobre cuándo se haría (el revocatorio), cómo se haría y si eso activa un gobierno de transición, ya se verá, pero es una opción a la que el régimen no le es fácil decir que no puede haberlo cuando eso está en la constitución”, indicó Raffalli. El especialista cree que el tema de las sanciones impuestas al gobierno estará, además, vinculado al acuerdo electoral que se pueda lograr en la mesa con evidentes gestos que deberá mostrar la delegación chavista para que sean estas puedan ser levantadas.
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¿Voluntad para lograr acuerdos?
Son muchos los motivos para pensar que este nuevo proceso de negociación es distinto por primera vez a los otros que se han dado en el pasado, afirman los analistas quienes coinciden en resaltar que las dos partes en discusión han cedido para llegar a este nuevo momento, pese a que en ambos lados existen extremos y posiciones radicales que rechazan la idea de una salida negociada.
“Los procesos funcionan en tanto ambas partes consiguen en un acuerdo negociado, una mejor opción a cualquier otra que tengan fuera de la mesa. Y esto lo saben quienes están en la negociación (…) Los extremos son los que no están interesados en que esto se solucione, porque una cosa es que tú seas escéptico y otra es que pienses en boicotear y apostar a que esto no funcione ¿De qué sirve hablar mal del proceso, sin esperar a ver qué se resuelve? ¿O es que no se quiere llegar a un acuerdo para que se reconstruya el sufragio y se pueda ver una salida electoral en el que la inmensa mayoría en el país opositor se exprese?”, dijo Raffalli.
Por su parte, el director de la escuela de Estudios Internacionales de la UCV destaca que el nuevo proceso de conversaciones representa una gran oportunidad para el país que debe ser aprovechada, sin ser condenada.
“El termino diálogo y negociación en el imaginario colectivo se asocia a otros procesos que no llevaron a nada. La gran diferencia es que esta vez es una negociación estructurada en tres grandes aristas, que además cuentan con una comunidad internacional avocada a buscar una solución lo menos traumática posible. El tener a Noruega, a la comunidad internacional indica que esto puede ir por un camino diferente donde tiene que haber una buena voluntad de las partes. Ellos dijeron (Noruega) ‘esto le toca a ustedes, pero nosotros vamos a estar vigilando’ porque no basta con encontrarse y llegar a ciertos acuerdos; ahí va estar la comunidad internacional vigilando y cuidando que se cumplan lo que llegar a pactar”.
No obstante, Raffalli no pierda de vista que desde los procesos de diálogos del referéndum del expresidente Hugo Chávez en 2003 y hasta los más recientes, el común denominador ha sido que el gobierno ha necesitado siempre el proceso de negociación, pero no el acuerdo.
“El régimen siempre ha querido dar la impresión de que está dialogando, pero cuando llegas al momento de discutir los temas, sobre todo los que pueden comprometer su permanencia en el poder, estos se han diluido. No ha habido la intención de llegar a un acuerdo que pueda representar una alternativa más favorable en la mesa que fuera porque a una de las partes no le convenía. Creo que esta vez es distinto porque las condiciones en la que se encuentra Nicolás Maduro y su grupo no es la misma de otros años, por eso incorporar a su hijo es hasta una forma de decir cuánto puede apoyar el proceso”.
En este escenario, Álvarez no descarta que en las próximas semanas surjan provocaciones por parte del gobierno para hacer que los representantes de la plataforma opositora se paren de la mesa. Sin embargo, ambos expertos en relaciones internacionales y leyes destacan que la seriedad protocolar con la que se llevó a cabo el proceso, la manera en la que se han integrado los equipos de trabajo y sobre todo, la presencia de los países amigos como acompañantes de la negociación como en el caso de los Países Bajos y Rusia, entre otros, son indicativos de que en esta oportunidad hay una dimensión diferente dentro de la negociación y en la que “geopolíticamente” hay gobiernos interesados en que exista una solución a la crisis venezolana.
“Vamos por buen camino, esto no va a terminar en una semana, tampoco viene de cero. Se puede transitar un camino mas rápido, pero que igual llevará su tiempo y habrá que tener paciencia”, expresó el constitucionalista Raffalli.
La negociación entre el régimen y la oposición se da en momentos en que la Corte Penal Internacional (CPI) ha confirmado que las fuerzas de seguridad de la dictadura chavista cometieron crímenes de lesa humanidad en Venezuela, hoy azotada por una grave crisis económica y social que ha provocado la migración forzada de más de cinco millones de ciudadanos, de acuerdo con cifras de organismo internacionales.
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Video Representante de Noruega
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