Es 14 de noviembre de 1995. Una feroz tormenta pone el cielo negro en los alrededores del pozo de Berkeley Pit. Se avecina una lluvia de invierno. Ted Duaime, hidrólogo de la Oficina de Minas y Geología de Montana, está allí contemplando la situación.
Por: Clarín
Cientos de gansos de las nieves empiezan a bajar a la superficie y aterrizan en las aguas del pozo para esperar que caigan copos. Al día siguiente, Duaime se despierta, se dirige a su trabajo, observa el agua y ve innumerables cadáveres de aves.
Esto que podría ser el comienzo de una película de terror de Alfred Hitchcock se dio en los noventa en Butte, Montana, en el pozo de Berkeley Pit. Y se volvería a repetir con el correr de los años. Antes de explicar el porqué veamos un poco de contexto.
El pozo ácido
Berkeley Pit es una de las tantas extrañezas no tan mencionadas del planeta Tierra. Se trata de un pozo gigantesco de agua ácida que nació como una mina de cobre a cielo abierto. La reconocen como la colina más rica del mundo.
Tiene 1600 metros de largo, 800 de ancho y una profundidad de 540 metros. Solo se llena hasta 270 metros y el líquido que contiene es agua ácida, casi como si fuera Coca-Cola, jugo de limón o ácido gástrico.
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