Actualmente las dietas bajas en carbohidratos han vuelto a tomar popularidad. La mayoría de estas proponen limitar su consumo, pero existen algunas que los prohíben casi completamente. No obstante, eliminarlos ha probado tener efectos negativos en multitud de estudios. Por lo que en este artículo nos enfocaremos en comprender mejor qué son los carbohidratos, cuáles son sus tipos y cómo añadirlos a nuestra alimentación para aprovecharlos de manera óptima.
Es importante comprender que los carbohidratos se pueden dividir en dos grupos: simples y complejos. Los primeros se encuentran mayormente en lácteos y frutas, así como en los alimentos refinados. Estos son digeridos rápidamente y suelen ser ricos en azúcares. En contraste encontramos los carbohidratos complejos que son aquellos que al cuerpo le toma más tiempo descomponer y producen mayor saciedad, dado que están llenos de fibra. Normalmente los encontramos en granos enteros, cereales integrales, verduras y legumbres.
Cuando decimos que bajar el consumo de carbohidratos lleva a la pérdida de peso, nos referimos primeramente a los refinados. Los cuales han pasado en su mayoría por procesos que les restan nutrientes para extender su tiempo de vida. Al ser de fácil absorción consumimos mayores cantidades de estas comidas las cuales realmente no nos proveen mayor beneficio a nivel nutricional.
Bajar el consumo de alimentos refinados no sólo conlleva a la pérdida de peso sino a prevenir enfermedades. Un estudio realizado por la University of Columbia demostró que el consumo excesivo de carbohidratos simples refinados está relacionado directamente con un incremento en el riesgo de depresión y otras enfermedades crónicas.
A su vez es necesario hacer énfasis en que para llevar una alimentación balanceada en general debemos consumir carbohidratos, en su mayoría complejos. Algunos de los riesgos asociados con eliminarlos son: Disminución de hormonas particularmente testosterona y del ciclo hormonal femenino (posibles efectos negativos en fertilidad).
También se detectó que causa aumento de la producción de cortisol, deterioro del estado de ánimo y función cognitiva, supresión de las funciones inmunes, etc. Gran parte de la energía que necesitamos para mantenernos vivos la obtenemos directamente de la glucosa que se genera por los carbohidratos que ingerimos. Por lo que es común sentirnos con poca energía y dispersos cuando no consumimos estos nutrientes.
Personalmente recomiendo la ingesta balanceada de alimentos incluyendo carbohidratos complejos. Los cuales también serán fuente de fibras, vitaminas y minerales que nos proveen energía y regulan nuestro organismo. En particular los atletas y las mujeres deben ser cuidadosos al alterar su régimen dado que no comer estos nutrientes tendría un potencial de afectarlos más gravemente como grupo que a la población general. En resumen, debemos consumir más carbohidratos complejos y menos refinados, pero no dejar de consumirlos.
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