Hablar el tema de la distribución de agua por tuberías es abrir la caja de pandora en Ciudad Bolívar, pues hay sectores que tienen hasta 3 años o más sin saber lo que es contar con el servicio.
Por: Corresponsalía La Patilla
David Carrasquero, tiene 20 años, y decidió tomar una carrucha y armarla con varios potes de plástico que los cuales llena de agua para venderlos en los sectores vulnerables.
Carrasquero explicó que una mañana estaba pensando en que hacer para tener dinero extra y observo como unos jóvenes pasaban a cada rato con carruchas y ofreciendo a 3 millones de bolívares el tambor de agua.
“Empecé a sacar cuentas y me adentré en ese negocio, que hoy es la salvación de muchos para llevar la comida a su hogar. Un día salí con la carrucha y con toda la pena empecé a gritar, saliendo mis vecinos del sector V de El Perú a comprarme el agua”, exclamó Carrasquero.
Fue entonces cuando comprendió que eso era un trabajo como cualquier otro, indicando que en un día malo hace hasta seis viajes a la zona de carga y después procede a vender el agua a 3 millones de bolívares el tambor; mientras que un día bueno hago hasta veinte viajes.
Por su parte, Janeth Díaz, indicó que ella compra agua cada dos días y eso estirándola; porque el bolsillo no da para pagar pasajes, comprar comida; aparte comprar agua para hacer las comidas, lavar y otras cosas.
“Yo trabajo en un local de comida rápida y a mí lo que me pagan no me da ni para cuatro kilos de harina de maíz, pero como buena venezolana me ha tocado volverme multiuso vender comida, chucherías, cuidar niños, dictar tareas dirigidas y así ganarme unos realitos extras”, apuntó Díaz.
“Sería bueno que las autoridades que tienen la gerencia de la hidrológica se pongan el corazón y solventarán la situación, porque no es posible que este estado cuente con represas, ríos de gran envergadura y estemos pasando sed”, destacó la mujer.