Pese a que el árbol del café o cafeto es originario de la antigua provincia de Kaffa, actual Etiopía, su consumo es generalizado en todo el mundo. Tanto es así, que es la segunda bebida más consumida a nivel mundial, solo superado por el agua. Las cualidades energéticas del café ya eran conocidas por la tribu Galla de Etiopía en el siglo XI, quienes lo mezclaban con grasa animal. Su compuesto principal, la cafeína, es una droga psicoactiva con importantes efectos sobre nuestro sistema nervioso y, en los últimos tiempos, ha sido objeto de numerosos estudios científicos. Algunos de ellos sostienen que el café descafeinado puede tener los mismos efectos beneficiosos sobre la salud que un café normal, lo que indica que no es la cafeína la responsable de la mayoría de esos beneficios. Además, según el último estudio presentado en el Congreso Sociedad Europea de Cardiología en 2021, se asegura que consumir tres tazas de café al día, independientemente de si lleva cafeína o no, se asocian con un menor riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad cardíaca mortal. Pero no es el único beneficio que la ciencia a descubierto sobre esta bebida.
Una bebida con múltiples cualidades
El café es rico en polifenoles, ácido clorogénico o fotoquímicos que tienen propiedades beneficiosas para la salud, como la inhibición de la peroxidación del colesterol LDL, o comúnmente llamado colesterol malo, además previene la arterioesclerosis, disminuye el estrés oxidativo y reduce la disfunción endotelial. Además, el café es una de las pocas sustancias naturales que ayudan a nuestro cuerpo a quemar grasas, ya que es un acelerador del metabolismo, aunque estos efectos disminuyen si la ingesta de café es muy alta. De igual forma, esta bebida es una gran fuente de antioxidantes, más que la mayoría de frutas y verduras que consumimos habitualmente, especialmente polifenoles y ácidos hidroxicinámicos que son necesarios para combatir el ataque de los radicales libres, retrasando el proceso natural de envejecimiento y previniendo enfermedades.
Asimismo, el café ayuda a la prevención de la diabetes de tipo 2, la más frecuente. Diversos estudios han demostrado que su ingesta disminuye el riesgo de padecer esta enfermedad hasta un 50%. De forma semejante ocurre con las enfermedades neurodegenerativas, ya que esta bebida puede llegar a reducir la posibilidad de padecer alzhéimer hasta un 65% y, hasta un 60%, de sufrir párkinson. No obstante, parece que en este caso la cafeína si cumple un papel primordial, ya que los bebedores de descafeinado no muestran ninguna ventaja. De manera similar ocurre con la depresión, la cual, según un estudio de la universidad de Harvard, reduce el riesgo de sufrir depresión, al menos en mujeres, que es en las que se realizó el estudio. En él se llegó a la conclusión de que las mujeres que consumieron cuatro o más tazas de café al día tuvieron un 20% menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad. De nuevo, la cafeína es la responsable de esta reducción, ya que las mujeres que consumían descafeinado no mostraron ninguna mejora. Por último, tomar café diariamente, aunque de forma moderada, reduce la probabilidad de desarrollar cáncer de hígado y colorrectal, uno de los tipos más frecuentes y con mayor mortalidad entre la población mundial.