El Central Azucarero Río Turbio, ubicado la ciudad de Barquisimeto, en el estado Lara, se encuentra en un proceso de intervención por parte del régimen de Nicolás Maduro desde hace un año, por lo que técnicamente está paralizado y los más de 400 trabajadores ya suman 9 meses sin recibir el pago de sus salarios.
Por: Yanitza Martínez / Corresponsalía LaPatilla.com
Como desesperante catalogan la situación unos trabajadores, que prefirieron no identificarse, además de solicitar la cancelación de los sueldos y la realización de una auditoría abierta para conocer el estado de las instalaciones y maquinarias luego de que surgieran rumores sobre la venta de partes del complejo como chatarras.
Esta empresa azucarera entró en crisis a raíz de que el azúcar producido a nivel interno en Venezuela no podía competir con el precio del azúcar importado, situación que también afectó a los cañicultores, dificultando el cumplimiento de los compromisos, entre ellos los contraídos con la nómina, situación que condujo a la paralización de actividades.
Al respecto, el Dr. José Ricardo Álvarez, Presidente de la Federación de Sociedades de Cañicultores (FESOCA), exige una respuesta por parte de quienes actualmente manejan el central debido a la falta de información en cuanto a la situación actual donde se ven afectados al menos 400 trabajadores y decenas de cañicultores que arrimaban la caña a la empresa.
La situación del Turbio llevó al régimen de Maduro a intervenir administrativamente la empresa para posteriormente nombrar una junta administradora, la cual habría asumido la responsabilidad de reactivar la producción, sin embargo, hasta el momento no ha habido ningún tipo de movimiento.
Fuentes cercanas al central azucarero comentan que la junta administradora, conformada básicamente por directivos del sindicato, de manera interna estarían vendiendo piezas como chatarra para cubrir gastos mínimos y generar sensación de operatividad entre los trabajadores.
Es necesario resaltar que esta junta administradora vence en el mes de diciembre, sin embargo, de manera extraoficial se conoció que quienes están al frente, piensan solicitar una prórroga de otro año, logrando que les adjudicaran un cupo de azúcar refinada solamente para empaquetarla, siendo ésta, la fase final de la industria y la cual podría operar con menos de 30 trabajadores, quedando por fuera la molienda y la refinación. En estas dos últimas, se concentra gran parte de la mano de obra de un central azucarero.
La preocupación crece entre los propietarios del Central Río Turbio, cuyos intereses han estado de espalda ante la junta interventora, así como en los trabajadores, cañicultores y asociados, quienes ya han presentado planes de recuperación e informes que indican el deterioro de la empresa y un posible desmantelamiento de su maquinaria e instalaciones.