Por ello, esa novela al mismo Uslar Pietri, le pareció un disparate en su momento, porque fue escrita con odio, pero que a la época chavista, viene como anillo al dedo…”Si no estuviéramos tan disfrazados, nos sería más fácil vivir”, dice Álvaro Collado, personaje principal de la novela, enfrentado al coronel Maldonado (Marcos Pérez Jiménez) lo que hoy, son los negociados, entre el régimen y oposición, chantajeándose entre sí, a cambio de libertades, e impunidades. Son los negocios en PDVSA, de la familia D Agostino, Luis Florido, los diputados CLAP y políticos de oposición, haciendo y pidiendo contratos en ‘’Monómeros’’ que, en un análisis de la novela, el humanista Luis Beltrán Guerrero dice… ‘’En un país en donde la historia ha estado dirigida por el azar, la subversión de valores, la improvisación es ley. Aquí lo importante es saber jugar, poner el azar de su lado. Se juega al poder, se juega a la riqueza, se juega al amor. Todo se reduce a tirar paradas… “somos tercios, tiramos paradas, nos tiramos de a cuatro, echamos el resto, pasamos agachados, aprovechamos la buena racha, echamos suerte o paramos de boquilla”.
Para el crítico Luis Somujo, esa novelística de Uslar, es la influencia petrolera en su historia… “Si, todo es petróleo, todo esto es petróleo, todos nosotros somos petróleo. Esa orquesta tan chillona toca con petróleo, aquella mujer, vestida con esa seda blanca demasiado brillante que parece un forro de urna mortuoria, es petróleo. Este whisky es petróleo. Y hasta estas palabras que estamos hablando son petróleo”.
Ante ello, Uslar pone en boca de su personaje, “Si por arte de magia alguien quitara bruscamente, en este momento, el petróleo de la vida venezolana, sería como si quitaran el esqueleto de una persona, o el sistema nervioso. Desaparecería de repente la orquesta, y la mujer con vestido de forro de urna. Y yo con mi whisky, y Jerry con sus musiúes, y tú con tus leyes, Saúl. –Ya no somos el país rural de hacendados y peones, de guerrilleros y leguleyos que sigue apareciendo en nuestras novelas. Nos hemos convertido en otra cosa y hay que reflejar eso en los libros. La noción mágica de la realidad que el petróleo ha despertado en nosotros. Tal vez una especie de epopeya primitiva. La Odisea del venezolano que no puede regresar a su vida ordinaria perdido entre los dioses y los fantasmas malvados. Todo este delirio que los posee. Ser ricos sin trabajo, ni ahorro. Alcanzar todo sin esfuerzo, los inmigrantes, los especuladores, los intermediarios, los traficantes de influencias, los peladeros que se convierten en urbanizaciones, la sensación de poderse topar en cualquier desván con una lámpara de Aladino”.
Eso hay que buscar el modo de decirlo, concluyendo ante el drama de la diáspora y el exilio forzado que, “no me voy, voy a quedarme en mi país, rescatarlo de los que le han hecho cautivo, de los que lo han doblegado y torcido. Y aquí me voy a estar agarrado, apechugado, solo, o quien quiera acompañarme. Aunque sea como Noé, para tener que fundar de nuevo la raza y la fauna después que pase el diluvio”. De ver la Venezuela de este año 2021 ¿Qué hubiese dicho Uslar Pietri?
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