Biden negocia con demócratas y republicanos la aprobación de tres leyes en el Congreso

Biden negocia con demócratas y republicanos la aprobación de tres leyes en el Congreso

El presidente estadounidense Joe Biden habla en la Casa Blanca  (AP Foto/Andrew Harnik)

 

En medio de las negociaciones con los distintos sectores del Partido Demócrata y con el Partido Republicano sobre tres leyes fundamentales, Joe Biden accedió a reducir el coste de su plan de gasto social de los 3,5 billones de dólares originales a alrededor de 2 billones de dólares, una concesión con la que espera convencer a los moderados de su partido de que lo apoyen.

Por Infobae

El presidente de Estados Unidos reconoció este martes que el coste de su reforma social será “menor” al que propuso inicialmente, y confió en que eso convenza a los dos senadores demócratas que se han opuesto a la idea de invertir 3,5 billones en ese plan, Joe Manchin y Kyrsten Sinema.

“Parece que (Manchin) está cambiando de postura, espero que ese sea el caso”, dijo el mandatario en declaraciones a periodistas después de visitar un centro de formación sindical en Howell (Michigan).

Según los diarios The Washington Post y The New York Times, Biden afirmó en sendas reuniones el viernes y el lunes con legisladores demócratas que su expectativa era que su plan de gasto social costara finalmente entre 1,9 y 2,2 billones, un descenso enorme respecto a su propuesta inicial de 3,5 billones de dólares.

El presidente no confirmó expresamente este martes las nuevas cifras, pero sí dejó claro que ha aceptado que no podrá llegar al coste inicial que ideó para esa reforma.

De acuerdo con el Post, la nueva propuesta de Biden no ha satisfecho al ala progresista de su partido, cuya líder en la Cámara Baja, Pramila Jayapal, abogó por un mínimo de 2,5 billones de dólares.

Aunque ese número no encaja con el sugerido por el presidente, es una muestra de que la Casa Blanca ha conseguido acercar posturas con los progresistas, que la semana pasada no se movían de los 3,5 billones iniciales.

En el lado moderado, Manchin dijo este martes que no “descarta” aprobar el rango de alrededor de 2 billones propuesto por Biden, a pesar de que originalmente aseguró que el máximo que aceptaría gastar eran 1,5 billones.

El mandatario ha dejado clara su frustración con Manchin y Sinema por negarse a apoyar ese plan en el Senado, y su visita de este martes a Michigan tenía como objetivo insistir en que sus reformas son imprescindibles para garantizar la competitividad futura de Estados Unidos.

“Oponerse a estas inversiones es ser cómplices del declive de Estados Unidos”, sentenció Biden.

El presidente volvió a perfilar tanto su reforma social como su plan de infraestructuras de 1,2 billones de dólares como cruciales para ganar el pulso con China, que está invirtiendo el triple que Estados Unidos en infraestructura; y para ponerse a la altura de los estados del bienestar en otros países desarrollados.

“Estados Unidos sigue siendo la mayor economía del mundo, seguimos teniendo los trabajadores más productivos y las mentes más innovadoras del mundo, pero nos arriesgamos a perder nuestra ventaja como nación”, alertó Biden.

El plan de gasto social del mandatario norteamericano busca incrementar el gasto en sanidad, el cuidado de menores y ancianos, mejorar la educación y hacer frente a la crisis climática, entre otros asuntos. No está claro si alguno de esos temas quedaría fuera del ambicioso paquete si finalmente se reduce su coste.

Si consigue el favor de las alas progresista y moderada de su partido, Biden podría sacar finalmente adelante esa reforma social en el Senado a través de una fórmula legislativa conocida como reconciliación, que permite aprobar un proyecto de ley con mayoría simple de 50 votos, justo los que tienen los demócratas.

Joe Biden redobla esfuerzos para que el Congreso apruebe tres leyes fundamentales para su gestión (EFE/ Jim Lo Scalzo)

 

Por su parte, los demócratas planeaban una votación el miércoles en el Senado para suspender un límite para la deuda de Estados Unidos, generando otra confrontación con los republicanos que podría provocar un incumplimiento de deuda de graves consecuencias económicas.

El esfuerzo parecía destinado al fracaso, ya que el principal senador republicano, Mitch McConnell, dijo el martes que los miembros de su partido bloquearían la votación, como ya han hecho en dos ocasiones.

McConnell ha instado a los demócratas a elevar el techo de la deuda por su cuenta usando un enfoque más complicado que los demócratas han descartado como inviable.

“Tienen tiempo para hacerlo. Y cuanto antes se pongan a ello, mejor”, dijo McConnell en una rueda de prensa.

A falta de una solución clara, el Congreso parece que va a acercar al gobierno estadounidense a un impago innecesario y sin precedentes, lo que según analistas haría tambalear el sistema financiero mundial, elevaría los costos de los préstamos y borraría millones de puestos de trabajo.

La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha dicho que el gobierno agotará su capacidad de endeudamiento alrededor del 18 de octubre si el Congreso no eleva para entonces la capacidad de endeudamiento del país, de 28,4 billones de dólares.

Los demócratas controlan por poco las dos cámaras del Congreso, y la Cámara de Representantes votó la semana pasada a favor de suspender el techo de la deuda hasta finales de 2022, pero necesitan al menos 10 votos republicanos para superar un obstáculo de procedimiento en el Senado.

“Si los republicanos quieren votar ‘no’ mañana, si realmente quieren ser el partido del default, esa es su elección”, dijo el presidente del Senado, el demócrata Chuck Schumer, en el pleno.

“Tienen la oportunidad de demostrar que siguen siendo responsables. No es demasiado tarde”, añadió.

Los republicanos han dicho que la desagradable tarea debe ser responsabilidad del partido en el poder. Si consiguen obligar a los demócratas a aumentar el límite de la deuda por su cuenta, el asunto sería probablemente material propaganda contra los candidatos demócratas en las elecciones legislativas de 2022.

Sin una resolución rápida, algunos servicios gubernamentales podrían suspenderse, como la entrega de cheques de beneficios de la Seguridad Social a los ancianos.

Ante este contexto, Biden subió el tono en las últimas horas para defender sus ambiciosos proyectos de reforma, estancados en el Congreso, al señalar que oponerse a estas iniciativas es volverse “cómplice” del “declive” de Estados Unidos.

“Estas leyes no son sobre izquierda versus derecha, o moderados versus progresistas”, dijo en Michigan. “Estas leyes son sobre competitividad versus complacencia. Son sobre oportunidad versus decadencia” y “oponerse a estas inversiones es ser cómplice del declive de Estados Unidos”, remarcó.

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