El juicio por la muerte de Emiliano Sala que se desarrolla en Gales ha tenido un nuevo testimonio que ayuda a comprender qué fue lo que sucedió el 21 de enero de 2019, cuando el avión piloteado por David Ibbotson en el que viajaba Emiliano Sala se estrelló en el Canal de la Mancha provocando la muerte de ambos. Las nuevas declaraciones complican más al acusado de organiza el vuelo, el piloto británico David Henderson, quien ya se declaró culpable de uno de los dos cargos que se le imputaban: “Intentar dar de alta a un pasajero sin permiso”.
Quien habló este miércoles fue Fay Keely, directora de Cool Flourish Ltd, empresa propietaria del avión monomotor Piper Malibu. Fue esa compañía la que puso como operador de la aeronave desde 2015 a Henderson, cuyas funciones, según se dejaron en claro en el juicio, eran las del mantenimiento del vehículo y la elección de los pilotos, entre otras.
Según informa el sitio Gales On Line, Keely declaró ante el jurado que el 6 de julio de 2018 (seis meses antes del trágico vuelo) le envió un mail a Henderson informándole que Ibbotson no debía volver a pilotear el avión, luego de que la compañía recibiese unas multas labradas por la Autoridad de Aviación Civil (CAA) por infracciones que él había cometido.
Como prueba se aportaron correos electrónicos de la fecha que Fay Keely le escribió a Henderson: “Como ahora se trata de dos incidentes que involucran a David Ibbotson, ambos detenidos por la CAA, creo que sería mejor si no se le pidiera que volviera a pilotar el Malibú. Aprecio que esto limita los pilotos disponibles, pero no me da mucha confianza en su cuidado de la aeronave”.
Como si esto no fuera suficiente, la mujer reveló que al mes siguiente le pidió a Henderson que llevase a su hermana en un vuelo, pero éste puso a cargo a Ibbotson sin su permiso: “Más adelante en el año, en agosto, trató de contactarme mientras yo estaba de vacaciones. Tenía previsto llevar a mi hermana en un viaje e iba a pilotar él mismo. Descubrí después del evento que él no estaba disponible y le había pedido a David Ibbotson que volara en su lugar. Él permitió que eso sucediera sin mi permiso”.
Con estos testimonios, queda claro que la postura Cool Flourish Ltd, propietaria del Pipper Malibú, es la de diferenciarse de Handerson, de 67 años, y responsabilizarlo de haber puesto a Ibbotson a cargo del vuelo de Emiliano Sala. Misma posición que la fiscalía, que el martes señaló al acusado de haber actuado por dinero cuando organizó el viaje del futbolista.
El acusado ya se declaró culpable de uno de los dos cargos que se le imputaban: “intentar dar de alta a un pasajero sin permiso”, antes del inicio de su juicio en Cardiff. En las últimas horas, el fiscal Martin Goudie explicó ante el tribunal que “Henderson, como operador organizó dos vuelos”, uno para el 19 de enero de Cardiff a Nantes para que el jugador argentino fuera a Francia para recoger sus pertenencias y despedirse de sus compañeros, y otro de regreso dos días después para incorporarse a su primer entrenamiento en el conjunto de Gales. “Los organizó porque le interesaba económicamente”, subrayó.
En la oscuridad de la noche y con condiciones meteorológicas complicadas, la avioneta privada, una Piper PA-46 Malibu, que llevaba al delantero de 28 años a su nuevo destino, luego de una transferencia que se fijó en 17 millones de euros (20,4 millones de dólares), cayó en las aguas del Canal de la Mancha el 21 de enero de 2019. El cuerpo de Sala fue encontrado en la carcasa del aparato más de dos semanas después, a 67 metros de profundidad, mientras que el piloto, Ibbotson nunca fue localizado.
El fiscal explicó que era Henderson, de 67 años, quien debía pilotar el avión que llevaba a Sala, pero no estaba disponible así que lo organizó todo para que Ibbotson lo remplazara. “Ibbotson no tenía licencia de piloto comercial, su habilitación para el tipo de aeronave N264DB había expirado en noviembre de 2018 y no era competente para volar en las condiciones meteorológicas que Henderson sabía que los vuelos podrían encontrar”, añadió.
Ibbotson navegó de noche, con una meteorología difícil y sin licencia para pilotar ese tipo de aeronave. Llevaba una velocidad de 435 km/h cuando cayó al agua, según la oficina británica de investigaciones de accidentes aéreos AAIB, que descartó cualquier posibilidad de sobrevivir. Los restos de Emiliano Sala fueron repatriados a Argentina en febrero de 2019, cuando familiares, amigos, vecinos de Progreso, enviados de Nantes, Burdeos y Cardiff despidieron al futbolista en una jornada que fue marcada por un profundo dolor colectivo. Al mismo tiempo, en Francia se realizaron varios homenajes tras el anuncio de su muerte.