Aunque la crisis económica en Venezuela pueda resultar tierra fértil para que surjan nuevos emprendimientos, la nación tiene un ambiente hostil para constituir empresas formales. La acelerada tasa de desempleo que según el FMI se ubicó en 58,3% en 2020, más los índices de pobreza en el que están el 94,5% de los venezolanos, según la Encuesta Condiciones de Vida (Encovi), aunado a las 9 mil 077 empresas de manufactura que, según Conindustria han cerrado desde 1998, son el motor para que en el país estén proliferando “negocios de subsistencia” que, según economistas y consultores el 80% no llega a tener un tiempo de vida superior a los dos años.
Por Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA
Para Carlos Meléndez, profesor de baile, la llegada de la pandemia lo hizo tocar fondo. Su academia llamada “Alianza Salsera El Recreo”, que por nueve años había sido su único medio de sustento, impartiendo clases a niños de cinco años en adelante y adultos, cerró en marzo 2020. Los ahorros tan sólo le alcanzaron para permanecer tres meses en casa, pero el desespero de tener a su esposa con seis meses de embarazo y no tener ni una manta para su primogénito el día del alumbramiento, lo obligó a trabajar en la informalidad.
“Salía a trabajar en el negocio de un amigo que tenía una venta de verduras, pero que por la baja demanda no tenía para cancelarme un salario y me pagaba con alimentos, que yo se los daba a mi esposa para que se alimentara y mantuviera al bebé sano. Mi hermana desde Estados Unidos me ayudó durante las últimas semanas mandándome una caja con ropita y artículos para el niño cuando nació”, expresó.
Contó que cuando el bebé cumplió un mes, se le ocurrió hacer una torta para celebrarlo. Se le hacía fácil la repostería porque cuando era un adolescente su madre le enseñó a ganarse la vida vendiendo raciones de torta en las adyacencias de su vivienda. “Todo es cíclico, yo la ayudaba cuando muchacho a mi madre a vender las tortas casa por casa para ayudarla a ganar algo de dinero para que mis hermanos y yo comiéramos, y justo cuando yo le hago la torta a mi hijo, ella me dice que la pique y venda la mitad, y así hice”, expresó. Desde ese momento comenzó a surgir su negocio. Empezó vendiendo 10 raciones de torta diariamente, posteriormente pidió un préstamo a un amigo de 20 dólares para comprar más materiales y aumentar la clientela. Tras un año de trabajo, ha llegado a preparar hasta 40 tortas diarias, que las vende en cuestión de minutos afirmando que el secreto ha sido la calidad de los ingredientes y la pasión con la que las hace.
“Por ahora, sólo me ayudan mi mamá y mi esposa en la preparación, pero la idea es que en algunos años sea un negocio familiar donde hasta mis hermanos puedan trabajar”, comunicó Meléndez, quien no ha podido formalizar su negocio porque todavía los ingresos no le dan para cubrir gastos de alquiler, servicios e impuestos. Afirma que lo más complicado es conseguir el gas doméstico para hornear las tortas, y que debe recurrir al mercado negro pagando la bombona de 18 kilos hasta en 30 dólares. También ofrece delivery, pero ante la escasez de gasolina le toca hacer los repartos en bicicleta.
Comienzo duro
Andrés Guevara, director de la consultora financiera Omnis y profesor de la Escuela de Negocio del IESA, explicó que en el país se ha trastocado la palabra emprendimiento. “Para la gran mayoría, emprendimiento es sinónimo de pequeños negocios que la gente utiliza para no sucumbir. Ha habido una caída del Producto Interno Bruto (PIB), el ser asalariado no se ha constituido en una suerte de incentivo y la economía se mueve es por incentivos. La gente prefiere vender ponquesitos porque puede obtener ingresos de 200 dólares al mes, que quedarse trabajando en la administración pública, cuyo salario mensual puede equivaler a cinco dólares. Es decir, en este país los negocios se convirtieron en un tema de necesidad”, expresó.
Marisela Cuevas, economista, sostiene que según la teoría económica, un emprendedor es una persona que establece un negocio para un objetivo de rentabilidad y se caracteriza por ser innovador en el mercado. “Se supone que el emprendimiento es la fase temprana de una empresa. Esa fase de arrancar y establecerse dura tres años, luego de superada esta etapa se estaría hablando de una empresa consolidada, pero necesariamente implica tres cosas: ser una empresa formal, estar registrada, y que pague impuestos nacionales, regionales y municipales. No todo negocio en casa como vender tortas, hamburguesas, califica como emprendimiento si no aporta a la economía nacional”, expresó.
Sostiene que la mayoría de los negocios en Venezuela no pagan impuestos porque el Gobierno ha propiciado la informalidad. “Eso se da por la falta de instituciones, por lo engorroso que es abrir un negocio, lo que es registrar una empresa, constituir una compañía, ¿cuánto cuesta?, eso es un monto prohibitivo para muchas personas. Entonces los ciudadanos prefieren poner a andar sus negocios en la informalidad”, dijo.
Además asegura que todo lo que esté en la informalidad se llama economía sumergida, es algo que no le está generando recursos al país. “Y en ciertos casos, esas transacciones que se están realizando en dólares terminan en cuentas en EE. UU., Panamá y viceversa. No es un flujo de dinero que ingresa a la economía nacional”, enfatizó.
A través de la Fundación para la Economía Social (Fumdes), de la Alcaldía de Iribarren, su presidenta Wendy Bravo, informó que en los últimos cuatro años han registrado a 3.500 nuevos emprendedores, asesorándolos con educación financiera, marketing digital, y reciben financiamiento para que se constituyan en pequeñas y medianas empresas.
“Clasificamos a los emprendedores en tres niveles: El nivel uno es aquella persona que busca satisfacer algunas necesidades básicas y recuerda que sabe algún oficio. El emprendedor 2, es el que tiene tiempo con su negocio, conoce su clientela, sabe cómo es su producto, pero le falta organizarse y estudiar el mercado. El emprendedor 3 es aquel consolidado, que le hace falta es un empujoncito para constituirse como empresario”, explicó.
Con la intención de formar a emprendedores que logren registrar su empresa, crearon en Lara la primera Escuela de Emprendimiento, donde imparten talleres y diplomados avalados por la Universidad Politécnica Territorial del estado Lara Andrés Eloy Blanco.
Impulsan 3500 ideas de negocio
A través de la Fundación para la Economía Social (Fumdes), de la Alcaldía de Iribarren, su presidenta Wendy Bravo, informó que en los últimos cuatro años han registrado a 3.500 nuevos emprendedores, asesorandolos con educación financiera, marketing digital, y reciben financiamiento para que se constituyan en pequeñas y medianas empresas.
“Clasificamos a los emprendedores en tres niveles: El nivel uno es aquella persona que busca satisfacer algunas necesidades básicas y recuerda que sabe algún oficio. El emprendedor 2, es el que tiene tiempo con su negocio, conoce su clientela, sabe cómo es su producto, pero le falta organizarse y estudiar el mercado. El emprendedor 3 es aquel consolidado, que le hace falta es un empujoncito para constituirse como empresario”, explicó.
Con la intención de formar a emprendedores que logren registrar su empresa, crearon en Lara la primera Escuela de Emprendimiento, donde imparten talleres y diplomados avalados por la Universidad Politécnica Territorial del estado Lara Andrés Eloy Blanco.
Sin seguimiento a financiamientos
Aunque el 22 de septiembre, Nicolás Maduro ordenó crear un Fondo Especial de Financiamiento y Apoyo para Emprendedores, expertos sostienen que es poco el apoyo que ha brindado el Estado.
“Más que un préstamo, dan donaciones que no retornan a la economía”, comunicó Andrés Guevara, consultor.
“Las veces que el Gobierno ha entregado créditos lo hace con un fin político. Así ocurrió hace tiempo con las cooperativas, un desangramiento de recursos que se perdió y no hubo dolientes”, exclamó la economista Marisela Cuevas.
Proliferan las ventas de comida
Según comunicó Wendy Bravo, de Fumdes, las mayoría de solicitudes que recibe la Alcaldía de Iribarren son negocios dedicados a la fabricación de alimentos, sobre todo repostería y panaderías. Más que ideas para consolidar pequeñas industrias, están surgiendo son comercios.
“Todo en la economía son incentivos. El Gobierno ha eliminado los impuestos a las importaciones, eso hace que comprar en el exterior y vender en Venezuela resulte más económico que producir”, dijo Marisela Cuevas, economista.
Indicó que es indispensable que una persona con visión de emprender realice un modelo de negocio y tenga educación financiera.