Desde que hace unos días se conoció que el abogado Karim Ahmad Khan, fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), hará una visita a Venezuela, estalló la acción febril de maquillar lo que ocurre en la cárcel de procesados militares de Ramo Verde, ubicada en el estado Miranda, a unos kilómetros de Caracas. Sacaron numerosos presos para otras cárceles, les dijeron a los presos que deben retirar los recipientes de agua de las celdas y les dieron un par de zapatos y dos afeitadoras. “Deben estar presentables y sonreír”, les dijeron los custodios.
Por Sebastiana Barráez / infobae.com
Ana es la esposa de un oficial recluido en Ramo Verde; ella relató a Infobae que “es una locura la orden que dieron de sacar los tobos de agua de las habitaciones (celdas) porque el agua ahí no es frecuente. Esos tobos son fundamentales porque es lo que usan para los baños y para cocinar”.
Les entregaron un par de zapatos, tipo alpargata, y dos afeitadoras. “A mi papá, y a los otros internos, le dijeron que debía estar afeitado y por eso les dieron esas afeitadoras. Hace años que hemos estado pidiendo que lo lleven al médico, porque mi papá tiene varios problemas de salud y ni siquiera cuando tuvo un ataque por tensión alta lo quisieron llevar al hospital. Ahora es uno de los que escogieron para que les hicieran chequeos médicos”, dijo en conversación con Infobae, Cheito, hijo de un sargento detenido en Ramo Verde imputado por Traición a la Patria e Instigación a la Rebelión.
Los recluidos en Ramo Verde observan asombrados cómo en las últimas horas, desde que se supo la visita del Fiscal de la CPI, llegaron potes de pintura, brochas, espátulas y cuanto instrumento es importante para dar una apariencia distinta a la que existe desde hace años. “Como el que arregla y limpia para la visita de la suegra, así esconden el sucio bajo la alfombra, tratando que los detenidos tengan mejor aspecto físico por unas horas, cuando mucho de ellos están muy deteriorados por los años de mala alimentación, la ausencia de servicios sanitarios apropiados, sin atención médica”, recuerda Ana.
A los detenidos más irreverentes los han ido sacando de Ramo Verde; son muchos los que intempestivamente han sido trasladados en los últimos días, lo que ha causado hilaridad y angustia entre los familiares, porque han sido cambios bruscos a cárceles lejos de los lugares donde vive su familia, lo que imposibilita que puedan ir a visitarlos, llevarles alimentos y medicamentos como sucede con los tres policías metropolitanos del 11 de Abril trasladados a la cárcel de Barquisimeto, a más de cinco horas de Caracas: los PM Erasmo José Bolívar, Héctor José Rovaín y Luis Enrique Molina Cerrada, tienen más de 18 años detenidos.
La cárcel de Ramo Verde ha sido recinto de cientos de militares y civiles presos políticos, pero también el de cientos de militares que han cometido delitos comunes de extorsión, asesinato, robo, secuestro, entre otros. También hay guerrilleros y personas relacionadas con la guerrilla colombiana detenidas después de lo ocurrido en La Victoria del estado Apure en marzo y abril 2021.
La carta
A través de la misiva que nos hace llegar la esposa de un militar de la Armada, preso porque el régimen venezolano lo consideró conspirador, “se evidencia un nuevo testimonio de lo que está ocurriendo en la cárcel de Ramo Verde, por orden del General de División Octavio Maximiliano Gómez Hernández, Director de Prisiones Militares (DIPMIL) por la visita a Venezuela del Fiscal de la CPI”.
“Ha dado órdenes y contraordenes de acondicionar las celdas que habitamos a su gusto, quitándonos la poca privacidad, comodidad y limitándonos más de lo que ya estamos, con la amenaza de trasladarnos a Centros Penitenciarios con presos comunes sino complacemos sus caprichos”.
“Nos ordenaron esconder todos los recipientes plásticos (tobos) que usamos para acumular el vital líquido para nuestro aseo e higiene personal. Es importante destacar que el GD. Octavio Gómez exige a los privados que arreglemos algunas cosas de las instalaciones, cuando eso no nos compete a nosotros sino a las autoridades”.
“Lo que sucede es que a lo largo del tiempo los privados de libertad hemos hecho arreglos y mejoras en los pisos y celdas y eso lo hemos pagado de los bolsillos de nuestras familias, la mayoría presos políticos militares y civiles”.
“Preocupados por la visita del Fiscal de la CPI, llegó una comisión del Ministerio de la Defensa, específicamente del Servicio de Ingeniería del Viceministerio de los Servicios y Logística, que se encuentra pintando y acondicionando las áreas externas del Penal. Ahorita sí se preocupan por tener todo bonito en apariencia, pero no atienden los retardos procesales, ni lo señalado por los presos políticos a quienes les han violado sus derechos humanos y el debido proceso”.
“Nos dieron lo que ellos llaman ‘una gran dotación para estar bien presentados el día de la esperada visita’ que consiste en dos afeitadoras y 1 par de zapatos. Todo es una farsa y una burla. Pueden maquillar las paredes con pintura, pero nadie borrará todas las violaciones de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad que han cometido las autoridades policiales y de inteligencia, violentando la Constitución de la República, Leyes y Tratados Internacionales”.
“Lo único que quieren es que estemos bonitos y el penal presentable para la visita del Fiscal de la CPI a Venezuela, cuando lo que importa realmente es el testimonio de cada uno de nosotros que ese Fiscal debe oír si quiere tener una apreciación algo fiel de lo horrible que han hecho los organismos, los esbirros militares y policiales, lo que han hecho los jueces en los tribunales militares y de terrorismo, los defensores públicos, los fiscales, los médicos que encubren las torturas”.
“Exigimos que se haga justicia con todos los presos políticos militares-civiles y con aquellos privados de libertad a los cuales se les han violado sus derechos”, finaliza diciendo al rechazar ser usados como una excusa para que el régimen venezolano oculte lo que ocurre en Venezuela con los presos políticos civiles y militares, pero también lo que ocurre en las cárceles comunes donde los reclusos son sentenciados a estar al servicio de los pranes.