Venezuela se adentra en adelantada navidad y suplica hipocresía electoral. Infructuoso empeño de copartícipes por ocultar realidades. Incoherencias que no cumplirán expectativas de la corporación dialogante. Nuevas distracciones, que ofrecen mentiras por verdades y colocan buena cara a lo malo. Crisis devastadora que sofoca y no mejora, ahora, con la fuerza institucional actuando bajo la investigación formal de la Corte Penal Internacional; ultimátum difícil de ignorar, ciertamente de complicado cumplimiento, pero real, serio e histórico.
Con advertencia pública y prohibición expresa de señalar irregularidades. Denunciar la trampa se considera delito y señalar estafa, ocasiona imputación por intervención en asuntos internos. Los convidados de piedra, mirones de palo, anuncian se pondrán a trabajar. La Unión Europea envía observadora socialista de nombre santificado, con la noticia de refuerzos para la supervisión, -no vigilancia ni control o verificación-. Llegan y todo sigue igual. Continúa lloviendo e inundándose calles aunque las familias no reciban agua potable; la que cae de un cielo contaminado es sucia y desagradable, como si el Guaire -esperando ser saneado por la protectora universitaria- en vez de desaguar podredumbre en el rio Tuy, nos estuviese cayendo encima.
Vendrán los depreciados de la Carter y Naciones Unidas, la delincuencia organizada del Foro de Sao Paulo y Grupo Puebla, instituciones afectas y personalidades cómplices, útiles, serviciales, pero ni de vaina invitan a la OEA. ¡Pendejos no son! Y mientras sus países se sumergen en clima friolento, los socios, régimen y oposición oficialista los abrigarán de calor y pasión simulando normalidad, harán que se sientan como en casa, placenteros, disfrutando abstraídos la economía de bodegones boliburgueses; haciéndoles creer, que el venezolano hambreado, enfermo, destartalado, atracado, dejado tirado como desecho, está en ambiente electoral, fiesta con ponche barato, árboles navideños sólo para enchufados y bolichicos -con excepción de previsivos que guardaron los deprimentes arbustos plásticos-; convalidarán el timo al ciudadano en una tragicomedia de exiguas luces y demasiado escepticismo.
El Poder Electoral -con medida cautelar- y las máquinas con las cuales el régimen no pierde elecciones; las mismas cuyos resultados uno de sus creadores no hace demasiado tiempo puso en duda; está organizando centros, mesas electorales, coordinando testigos y militares, que han perdido la fe y confianza que una vez la ciudadanía puso en ellos. Un CNE de ninguna fiabilidad, demostrada en la que fue su leal abanderada hoy flamante Ministra. Así se demuestra que, la recompensa es real y efectiva.
Presenciarán con balbuceos argumentales incomprensibles, desperdigándose por el país excepto Amazonas -mucha selva y briosos ríos, descomunal calor, grandes bichos y enormes alacranes-, además de pocos electores que si osan decidir por un adverso, serán ignorados, dejados de lado. La justicia tiene experiencia en esa jurisprudencia.
Mientras deciden extraditar a un general de inteligencia, una enfermera dedicada y millonaria, por lo que se supone saben, y un tribunal estadounidense prepara interrogarlos, la justicia acumula preguntas y pruebas para otros invitados, el mundo cambia sus miradas hacia los que controlan a Venezuela, bajo investigación internacional, a pesar de diligencias perjuras e imbéciles. El poder y poderosos olvidan a los presos, exiliados políticos como si no existieran, pero existen, sufren, quebrantan y mueren; son bombas de tiempo en manos de quienes esperan jamás estallen.
¿Preguntarán por sufragios de presos políticos -pocos en comparación pero estremecedores por merecimiento- y de los que han huido del país? Quizás hasta se inquieran cuántos se perderán de aquí al 21N por coronavirus, contagiados o, peor, haber muerto. Llegan delegaciones, ¿para qué? cuáles votos van a contar, los pocos arriados oficialistas, algunos contra el castro-madurismo creyentes que algo se consigue, o la inmensa mayoría que no creen en legitimar la tiranía.
Se van y todo seguirá igual, se habrá consumado el fraude y legitimado la payasada con algunos gobernadores y alcaldes distintos, debida y adecuadamente controlados por sus jefes políticos y respectivos protectores, avanzando hacia peor con fábulas absurdas, incapacidad, corrupción y desconcierto-, a pesar de las ofertas mentirosas, y ni por el carajo rendirán cuenta de su gestión pública y financiera. Con la oposición dividida, por eso mismo, guste o no, colaboracionista; aunque afortunadamente para el ciudadano decente, de principios y buenas costumbres, la infame y perversa G4 desaparecerá para siempre nunca más.
Observadores, espectadores, disciplinados y obedientes tendrán peculio, viáticos, honorarios como recompensa para regresar a sus familias, fiestas decembrinas, armoniosas, cordiales, esperanzadoras navidades y festividades de año nuevo. Los venezolanos seguiremos igual, con el pésimo gobierno y un régimen reconocido, mascarilla multicolor de la tragedia venezolana.
La pregunta que deben hacerse los acólitos sacristanes que darán un baño de democracia al castrismo venezolano: ¿Qué garantías puede otorgar un investigado por crímenes de Lesa Humanidad?
@ArmandoMartini