Eso de andar jugando a las “elecciones libres y verificables”. en un país en el que los tribunales dictan sentencias a su leal saber y entender, es propio sólo de las dictaduras. Creer que el Consejo Nacional Electoral garantizará la pulcritud que ha estado ausente de los últimos procesos consumados desde el pasado año de 2017, es como el que cree que “las vacas vuelan y los burros dan leche”. El régimen tiene su entramado para atraer a los que se disponen a hacerle propicio y fructífero su ardid fraudulento. Hay que ser o muy ingenuo o estar, de una u otra manera, acoplado a las trapisondas de Maduro, para llegar a creer que con ese arsenal de trampas tendremos resultados transparentes en cualquier “justa electoral” que organice esa dictadura.
Por otra parte, tenemos a los acólitos del régimen “celebrando” la recuperación de la industria petrolera porque estamos llegando, casi, a los 600 mil barriles de crudo diario. ¡Válgame Dios! Venezuela producía mas de 3.5 millones de barriles cuando Chávez asumió los poderes en nuestro país. Como sabemos, arrasaron con todo. ¿Ahora van a venir con el cuento de que están recuperando la economía? ¿Con base a que datos dicen que está creciendo la economía y que están controlando la hiperinflación? Puras mentiras que no podrán servir de paraban para tapar la cruda realidad.
Otra realidad que pretenden negar es que el proceso que se inicia en La Corte Penal Internacional no tiene sospechosos a la vista. Es notoria la responsabilidad de Maduro y su línea de mando. Son ellos los autores materiales e intelectuales de los crímenes de lesa humanidad, identificados en el artículo 7 del Estatuto de Roma. Las pruebas que demuestran esas ejecutorias están a buen resguardo en las salas técnicas del tribunal de La Haya y en su momento van a cobrar fuerza para que se apliquen las penas que correspondan a los asesinos y torturadores ¡Ah!, que quede bien claro, no es por ánimo de venganza, es por la justicia necesaria para que en Venezuela tengamos paz.