¿A qué han ido los observadores de Borrell a Venezuela encabezados por una socialista portuguesa? El informe preliminar de la misión da su visto bueno a unas elecciones con el fin de blanquearlas con unas gotas de azulete. Se destacará en él la participación de la oposición en ellas, con Henrique Capriles como principal cómplice; que han sido relativamente libres, aunque todavía queda mucho por recorrer; que el Gobierno ha abusado algo de su posición dominante en los medios de comunicación y que se han utilizado medios públicos para financiar la campaña del partido gubernamental. Pero acabará diciendo que por algo se empieza, que vamos en la buena dirección, que en Venezuela la democracia se va abriendo camino y bla, bla, bla.
Este plan lo ha diseñado Borrell. Y, como todo lo que hace Borrell, tiene dos pilares. El primero es haber convencido a Maduro de que aceptara que el Consejo Nacional Electoral admitiera miembros de la oposición. Y así se hizo. Se nombró a dos de un total de cinco para que el chavismo conservara la mayoría. Pero, como muy bien sabemos en España, que un órgano jurisdiccional tenga miembros de un lado y de otro no asegura en absoluto su independencia. Al contrario, garantiza el pasteleo. Por otra parte, habría que ver en un régimen de terror como el venezolano hasta qué punto estos dos miembros no pertenecientes al chavismo están dispuestos a enfrentarse a él si las circunstancias lo exigen. Tendrían que ser héroes para hacerlo. Si Venezuela de verdad estuviera en camino de convertirse en una democracia, esta clase de heroísmos no serían necesarios. Pero la presencia de estos dos le permite a Borrell cubrir estas elecciones con una fina pátina democrática.
El segundo puntal es el opositor Henrique Capriles, cuyo principal objetivo no es derrocar al régimen comunista de Maduro, sino arrebatar la cabeza de la oposición a Juan Guaidó y sobre todo a su enemigo, Leopoldo López, mentor del anterior, que vive exiliado en España, hecho que por sí solo basta para valorar lo libres que han sido estas elecciones. La misión de Capriles es hacer el papel de opositor obediente para disfrazar a la dictadura comunista venezolana de una mínima apariencia democrática.
Una vez los socialistas europeos, con Borrell a la cabeza, hayan conseguido mediante estas elecciones locales cubrir con una careta amable a la feroz dictadura venezolana, el siguiente paso será levantar las sanciones que pesan sobre el régimen en la Unión Europea y presionar a Estados Unidos, donde hay muchos miembros del Partido Demócrata dispuestos a ello, para que haga lo propio.
De esta manera, el régimen se consolidará, los que huyeron no lo tendrán fácil para volver, los venezolanos que aún aguanten allí se enfrentarán a largos años de dictadura, Venezuela perderá como en Cuba la esperanza de volver a ser libre y nosotros nos quedaremos sin saber cuánto pagó, por otros servicios, y cuánto ha pagado por éstos, la dictadura chavista a socialistas y comunistas españoles. Éste es el plan Borrell. ¿Y cómo ha conseguido el socialista catalán el silencio de Francia, Alemania y el resto de países miembros de la Unión Europea? Ése es otro artículo.
Este artículo fue publicado originalmente en Libertad Digital el 23 de noviembre de 2021