Traicionar, ese es un verbo que tarde o temprano terminan cometiendo los bandidos, el siguiente es, casi siempre, asesinar. Esta es la clave y el factor común en la muerte Seuxis Pausias Hernández, más conocido como Jesús Santrich y las más recientes de Hernán Darío Velásquez, alias El Paisa y Henry Castellanos, alias Romaña, jefes de la disidencia de las Farc, denominada la Segunda Marquetalia, que surgió luego de la firma del acuerdo de paz. El que también traicionaron.
Por semana.com
Al lado de Iván Márquez, quien fue el jefe negociador en La Habana (Cuba), los ahora asesinados Santrich, El Paisa y Romaña se volvieron a alzar en armas, se refugiaron en la frontera con Venezuela, en estado de Apure, y aprovechando la complicidad del régimen de Nicolás Maduro, cometían acciones ilegales en Colombia y tomaban como retaguardia y refugio el país vecino.
También aprovechaban la complicidad de este régimen para comerciar cientos de toneladas de droga que dejaban ganancias millonarias. Pero se acabó el juego, y cayeron muertos, no por las balas del Ejército y la Policía que les seguía los pasos. Cayeron traicionados, abatidos por grupos ilegales.
Según conoció Semana, El Paisa y Romaña eran los encargados del tráfico del tráfico de drogas a gran escala, se habla de cantidades cercanas a la media tonelada cada semana.
A sangre y fuego y a punta de traiciones han venido siendo asesinados los disidentes. Solo queda con vida Iván Márquez quien fue el jefe negociador en La Habana. Jesús Santrich, quien también fue negociador plenipotenciario y un auténtico dolor de cabeza según cuentan quienes participaron de los diálogos, también murió en Venezuela, en una emboscada. Fue traicionado.
Santrich vivía confiado en Venezuela y, en ciertas ocasiones, se reunía con Márquez; por su parte, Romaña ha sido desde el principio la retaguardia del jefe de la Marquetalia, y el Paisa ha estado encargado de entrar y salir a territorio colombiano desde Venezuela, liderando grandes operaciones de narcotráfico, fuera de la compra de explosivos y armas.
Se había convertido en la mano derecha de Márquez para traficar cocaína en alianza con militares venezolanos. Desde su escondite en Venezuela, se dedicó a amenazar de muerte al presidente Iván Duque y a periodistas.
La tranquilidad de Santrich se vio alterada el pasado 17 de mayo, cuando murió en una violenta emboscada mientras se movilizaba en una camioneta por una trocha en territorio venezolano. Ese día, el vehículo fue atacado por hombres fuertemente armados con fusiles, granadas y otros explosivos a tal punto que ni él ni sus seis escoltas tuvieron tiempo de reaccionar. Todo ocurrió en pocos segundos. La camioneta quedó destrozada y sus siete ocupantes murieron al instante.
El Paisa es considerado uno de los hombres más sanguinarios de las Farc, era el todopoderoso del negocio del narcotráfico y la financiación de la guerra dependía en buena medida de la columna móvil Teófilo Forero que él comandaba. En tiempos de la negociación se decía que no estaba de acuerdo, por eso terminó sentado en la mesa de La Habana, para tratar de evitar especulaciones. Firmado el acuerdo, lo traicionó y retomó las armas. El que a hierro mata a hierro cae y fueron su hombres o socios en el tráfico de droga quienes lo mataron, señalan desde inteligencia.
Ahora se conoce la posible muerte de Henry Castellanos, alias Romaña, quien habría sido abatido en la misma emboscada en la que cayó El Paisa.
De Romaña es aún poco lo que se sabe. Pero sobre El Paisa las primeras informaciones señalan que fue asesinado, al igual que Santrich, en territorio venezolano, en el estado de Apure que era su refugio, en la zona rural de Elorza.
El Paisa se había convertido en un hombre poderoso con capacidad para mover casi media tonelada de cocaína a la semana. Sus cualidades en la arena de batalla eran reconocidas incluso por militares y policías que le siguen los pasos desde hace años. Era un hombre con un estricto régimen, pero, señalan, estaba embriagado de poder y sus lugartenientes estaban cansados del maltrato.
Por eso, las primeras versiones señalan que habrían sido sus propios hombres quienes habrían activado la carga explosiva ocasionando su muerte. En esta nueva traición también habría caído Romaña.
Ahora Iván Márquez está solo. Es el jefe de la disidencia de la Segunda Marquetalia pero no puede confiar en nadie. Sabe que la traición le sigue los pasos, incluso más cerca que las mismas autoridades.