Luis Barragán: Piñera/Kast

Luis Barragán: Piñera/Kast

 

Ante todo, le agradecemos la inequívoca solidaridad del presidente Piñera con la causa venezolana por la libertad. Hizo todo lo que estuvo a su alcance para acoger y proteger a los venezolanos forzados al injusto exilio, demostrando una enorme sensibilidad.





Es necesario decirlo, sus oponentes simpatizaron abiertamente con Chávez y Maduro y, sólo a algunos, no les ha quedado más remedio que reconocer a regañadientes la tragedia venezolana. En una ocasión, le estrechamos la mano a Piñera y lo haríamos de nuevo con orgullo.

KAST

Grosso modo, Venezuela ignora la experiencia chilena y, al revés, Chile desconoce la venezolana. No constituye casualidad alguna el predominio de una información y de un debate continentalmente sesgados, restándole densidad a las experiencias padecidas en más de tres décadas por ambos países.

En efecto, por un lado, padecieron los regímenes de Salvador Allende, con el directo e impávido intervencionismo cubano que la tan expiada actuación estadounidense ha permitido olvidar, y el de Augusto Pinochet, cuya dictadura fue económicamente exitosa, superando a las otras de la región con las que compartió una insólita conculcación de los derechos humanos. Supieron también de una rectificación y concertación de los esfuerzos opositores para la transición democrática, mediante un proceso que acá hemos caricaturizado al extremo, jurando imitarlo,

Por otro, ellos creen que no son Cuba, ni Venezuela, negándose a aceptar que Chile está bajo el mismo libreto que fue aplicado para nosotros con mefistofélica paciencia hasta hundir a la potencia petrolera, cercenar sus libertades, postrarla en la catástrofe humanitaria, incinerarla a través de una hiperinflación infinita y alinearla con los más obscuros intereses internacionales. Ésta es la revolución que se ha ejecutado acá y la que les espera allá, si no tienen la claridad y el coraje suficientes en relación a una izquierda inaudita que entrega la suerte de todo un continente a la causa antioccidental.

Los masivos actos vandálicos de 2019 en la patria de adopción de Bello, no ocurrieron por combustión espontánea, añadido los increíbles destrozos del metro de Santiago y hasta el saqueo de las iglesias católicas, quemando en la calle las imágenes sagradas, como si fuera la España de la guerra civil. Comprobando que está agotada desde hace años atrás la opción, nos dio mucha tristeza saber que la democracia cristiana chilena decidió apoyar a Gabriel Boric, candidato de esa izquierda tan inaudita, en lugar de José Antonio Kast, e, incluso, ese partido fue indiferente a la carta suscrita, entre otros, por Oswaldo Alvarez Paz y Abdón Vivas Terán, desde Venezuela, alertándolo ante tan garrafal decisión; y, para más señas, cuando leímos el discurso que Carmen Frei, presidente del PDC, dio para anunciar el apoyo, nos alarmó que fuese tan parecido al que cualquier chavista pudiera dar entre nosotros.

Nos permitimos aconsejar a los chilenos que voten por Kast y, si no cumple, tendrán ocasión de cambiar después de gobierno, pues, si lo hacen por Boric, ocurrirá esto de la elección indefinida y más nunca se librarán de él, como pretenden Nicolás Maduro y Daniel Ortega en Venezuela y Nicaragua. En todo caso, como refiere mi amigo y hermano Juan Pablo García, diputado en exilio forzado, pregúntenle a cualquier venezolano por qué fue a refugiarse en Chile.