Una mujer quedó horrorizada después de que empezaran a crecerle verrugas en un tatuaje sobre su mano, las cuales tuvieron que ser quemadas.
Por Independent
Jade Harvey, de Cape Coral, Florida, tiene una serpiente tatuada en su antebrazo derecho, donde comenzó a notar que le estaban creciendo protuberancias, poco después de quedar embarazada.
Al ver que los bultos no dejaban de crecer, los doctores dijeron a Harvey que no se trataba solo de una reacción cutánea, sino de verrugas que tendrían que ser quemadas con nitrógeno líquido.
Harvey se hizo el tatuaje por US$150 (£113) en junio de 2020, seis meses antes de enterarse de que estaba embarazada, el día de Boxing Day.
Más tarde, descubrió que las hormonas del embarazo pueden exacerbar las verrugas, y supo que pueden propagarse a los tatuajes cercanos si se hacen demasiado cerca de furúnculos preexistentes.
Harvey dijo: “No se parecía a nada que hubiera visto antes. Pensé que era solo una reacción cutánea causada por el embarazo.
“¡Tengan cuidado de dónde se hacen sus tatuajes!”.
Harvey, de veinte años, explicó que al principio creyó que los bultos eran una reacción al sol.
“Estaba en la piscina y creí que el sol había hecho que el tatuaje estallara o algo”.
Pero, cuando las verrugas seguían sin desaparecer después de dar a luz a su hija Ella, supo que tenía que hacer que las revisaran y las trataran con nitrógeno líquido.
Harvey explicó: “¡Sentí como que me estaban quemando la piel! Se sintió como si tuviera una antorcha en la mano o como si estuviera agarrando hielo seco. ¡No fue divertido!”.
Dado su nuevo conocimiento, Harvey instó a otros a pensar dos veces sobre dónde se colocan sus tatuajes.
“Tengan cuidado con quien acuden y dónde se hacen el tatuaje. Eviten lugares cerca de verrugas y no sean impulsivos”, advirtió.