“Alah Akbar (Dios es el más grande)”, gritó el exdictador iraquí Saddam Hussein poco antes de ser ahorcado hace 15 años, el 30 de diciembre de 2006, tras ser hallado culpable de la muerte de 148 personas en 1982, en su mayoría shiítas, en el pueblo de Dujail, al norte de Bagdad, la capital iraquí. Así lo reseñó Clarín.
Hussein había sido capturado por las tropas estadounidenses que habían invadido Irak tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11S), bajo el argumento de que ese país almacenaba armas de destrucción masiva que nunca fueron encontradas.
La pena capital contra el líder iraquí, de 69 años, desató la alegría de la comunidad shiíta, mayoritaria en Irak, y de los kurdos, oprimidos durante la presidencia de Hussein, entre 1979 y 2003.
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