Las autoridades filipinas elevaron este viernes a 405 los muertos por el tifón Rai que golpeó el archipiélago hace dos semanas, mientras que los heridos ascienden a 1.147 y los desaparecidos a 82.
El Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres (NDRRMC), que verifica y corrobora los datos de las diferentes agencias sobre el terreno, señaló en un informe que también hay más de 500.000 desplazados y 4,4 millones de afectados.
Rai, que tocó tierra el pasado 16 de diciembre, con ráfagas de viento de hasta 240 kilómetros por hora, cruzó de este a oeste por unas nueve islas del país y dejó un rastro de destrucción con más de 500.000 viviendas dañadas, algunas totalmente destruidas.
Los daños en viviendas, infraestructuras y cultivos agrícolas están valorados en más de 23.400 millones de pesos filipinos (unos 458 millones de dólares).
El Gobierno filipino declaró el pasado miércoles el estado de calamidad en seis regiones afectadas por el devastador tifón.
El embate del tifón, conocido como Odette en el país y el decimoquinto en llegar a Filipinas este año, ha golpeado en un momento delicado debido al miedo por la nueva variante Ómicron del coronavirus.
Un promedio de 20 tifones azotan Filipinas cada año y el más destructivo fue el supertifón Haiyan, el mayor de la historia reciente del país y que en noviembre de 2013 golpeó las islas de Samar y Leyte, matando a unas 7.000 personas y dejando a 200.000 familias sin hogar.
Filipinas es uno de los países más vulnerables a la crisis climática debido a los desastres naturales y, además, se asienta sobre el llamado “Anillo de Fuego del Pacífico”, una zona que acumula alrededor del 90% de la actividad sísmica y volcánica del planeta.
EFE