Zane Wedding, un arborista de Wellington, Nueva Zelanda, fue a pasar sus vacaciones a una zona de esparcimiento en una piscina. Uno de esos días empezó a sentir malestar en su oído y tres días más tarde descubrió que tenía una cucaracha en el oído.
Por La República
El hombre en un principio creía que era el agua que se le había metido en uno de sus oídos, como suele suceder cuando se pasa mucho tiempo nadando. Sin embargo, los días pasaban y la incomodidad no cesaba. Además, aseguró que oía ruidos.
“El domingo me quedé sentado, quieto, y sentía que algo se movía”, contó Wedding al diario New Zealand Herald. “Estuve sordo en ese oído durante esos tres días”.
Regresó a la piscina al día siguiente pensando que solo era una pequeña molestia que se iría con las horas. Intentó dormir, pero no pudo. A la mañana siguiente fue al médico y le prescribieron antibióticos. Además, le indicaron que se soplara con un secador de pelo para eliminar cualquier rastro de agua.
Para leer más, ingresa aquí