La crisis que Rusia ha desatado en Europa del Este al concentrar unos 100.000 soldados junto a las fronteras ucranias hace temer a los países occidentales que Moscú esté preparando una nueva agresión militar al país vecino. Ucrania lucha desde 2014 contra los separatistas prorrusos en la región del Donbás apoyados por Rusia, que se anexionó ese año la península de Crimea con un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional.
Por El País
La concentración de tropas rusas y la escalada dialéctica del presidente Vladímir Putin contra Kiev y la OTAN, a la que acusa de amenazar a Rusia expandiéndose hacia sus fronteras, alienta el augurio de un retorno a la Guerra Fría. El trasfondo de esta crisis es la negativa rusa a aceptar el acercamiento a la OTAN y la Unión Europea de la exrepública soviética, a la que considera parte de su identidad y de su espacio de influencia y cuyo control juzga vital para su seguridad. Putin cree que ambos países conforman “un solo pueblo”.
Noviembre de 2013
El presidente de Ucrania, el prorruso Victor Yanukóvich, suspende la firma de un acuerdo de asociación con la Unión Europea, prevista el 29 de noviembre, a causa de las presiones de Rusia, que le ofrece además importantes contrapartidas económicas por ello, como la reducción del precio de gas. Este anuncio cataliza el descontento de la población, sobre todo en el oeste del país. El 24 de noviembre, decenas de miles de ucranios se manifiestan contra el Gobierno en la plaza de la Independencia (Maidán) de Kiev.
Febrero de 2014
Las fuerzas de seguridad matan a al menos 100 personas en las protestas. La indignación popular y la brutal represión fuerzan la huida de Yanukóvich. Mientras, en Simferópol, la capital de la península ucrania de Crimea, militantes prorrusos se enfrentan a partidarios de la unidad de Ucrania. Al mismo tiempo, militares rusos camuflados y agentes del espionaje del Kremlin penetran en el territorio para forzar su anexión a Rusia.
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