Su esposa le regaló un detector de metales y encontró un anillo de oro romano de 2.000 años

Su esposa le regaló un detector de metales y encontró un anillo de oro romano de 2.000 años

Cortesía

 

Fanático de la serie “The Detectorists”, el estadounidense Mike Burke, de 54 años, no podía recibir otro obsequio para la Navidad del 2020 que no fuera un detector de metales. Aunque no sabía que iba a realizar un increíble hallazgo en tan poco tiempo y recorriendo el jardín delantero de su casa.

Por: Clarín

En la localidad de Saint Just del condado de Cornualles, al suroeste de Inglaterra, Burke fue repitiendo cada vez más seguido sus recorridas en búsqueda de algún tesoro escondido a lo largo del 2021. Se volvió un hobbie imprescindible que no puede dejar ni siquiera en una reunión con amigos.

“Me ayuda a relajarme. Incluso si estoy en otro lado, con un grupo de otras 40 personas. Me pongo los auriculares, camino por un campo y estoy solo en paz y tranquilo, excepto por los pitidos y bops que suenan. del detector de metales”, contó a ITV.

En uno de los últimos días de diciembre del 2021, el profesor de matemáticas retirado recorrió el parque de su casa con la máquina Garrett Ace Apex que su esposa Julie le había regalado. No era la primera vez que lo hacía, sin embargo en esta ocasión pasó por un sector en el que solía haber flores y ahora quedaba simplemente el pedazo de tierra vacío.

“Mi esposa siempre tiene muchas plantas allí, pero ahora había levantado todo. El mes que viene, cuando empiece a plantar semillas de nuevo, no podré volver a hacerlo, así que era ahora o nunca”, contó el hombre que pasó 20 años en el ejército de Estados Unidos y otros siete como guardia en cárceles militares antes de mudarse al Reino Unido y cambiar completamente su vida.

El docente de la universidad local en Penzance comenzó su detección de metales sin grandes logros esa tarde. Tan solo una moneda de 2 peniques y un poco de chatarra de hierro, pero luego, en la esquina del lugar donde estaban las flores notó cómo números en el detector se asentaron en un ’81’ sólido. No había dudas tenía que ponerse a cavar.

“Alrededor de 6 a 10 pulgadas hacia abajo, noté una pequeña mancha de oro, bueno, algo que parecía oro”, dijo. “No sabía si era una tapa de botella vieja o algo así, porque los encuentro todo el tiempo. Pero cuando lo saqué, era un anillo de oro”.

Como se encontraban en medio de una reunión con amigos en ese momento, su esposa realmente no le prestó atención cuando dijo que había encontrado un anillo de oro. Pero después de que la gente se fue, ella lo miró detenidamente y supo de inmediato que allí había algo grande.

“¿Será importante?”?

Lo enjuagó con agua, pero teniendo cuidado al limpiarlo. Después le tomaron algunas fotos y las publicaron en el grupo de detección de metales de Facebook. “¿Esto será algo importante?”, escribió. En un segundo llegó la respuesta: “¡Eso es un tesoro! Debe ponerse en contacto con FLO (Oficial de enlace de hallazgos)”.

Tal como se describe en el medio británico, cualquier hallazgo “potencialmente significativo históricamente por parte de los detectores de metales debe informarse al Oficial de Enlace de Hallazgos local”. Luego se contactará al forense del condado para que lo confirmado y registre oficialmente.

En este punto, los museos pueden comprar el tesoro al descubridor y al terrateniente para su colección o, si no es de interés para los museos, el tesoro se devuelve al descubridor.

El descubrimiento, que Burke califica como su “mayor tesoro” hasta la fecha es ni más ni menos que un anillo de oro con huecograbado romano, que data de alrededor del siglo I o II d.C. y pesa 12,8 gramos. Tiene a Ceres, diosa romana de la agricultura, el grano, la justicia, la paz y la maternidad, grabada en una piedra preciosa de calcedonia.

Todavía es necesario registrar y confirmar oficialmente la pieza, aunque Mike y Julie tienen gran expectativa ya que han investigado bastante y se han puesto en contacto con varios expertos.

Para el descubridor el anillo de oro de 2000 años de antigüedad es fascinante: “Todos los días miro esto y todavía me da escalofríos, ya sabes, no puedo imaginar que encontré algo como esto”, dijo.

La casa de campo con terraza de este matrimonio se construyó en la década de 1870 en el lecho de un río, por lo que existe la posibilidad de que el anillo se haya caido, enterrado u ofrecido al río en algún lugar río arriba.

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