En tan solo siete años se convirtió en el mafioso más temido e importante de la ciudad de Chicago en los convulsionados años 20 en los Estados Unidos, donde se instaló para liderar la banda criminal más sangrienta.
Por Infobae
Pero cuando Al Capone se liberaba de su traje de gánster, según los dichos de su sobrina nieta, Deirdre Marie Capone, se convertía en “un marido ejemplar”.
La última de la familia en conservar el apellido del capo de la mafia decidió, en 2020, plasmar en las 552 páginas del libro Al Capone: Su vida, su legado y su leyenda el lado humano y sentimental de su tío abuelo.
“Esta es la historia de un asesino despiadado, un hombre que despreciaba la ley, que poseía prostíbulos, que no pagaba impuestos, que cometía estafas: un delincuente convicto y confeso, un enfermo lloriqueante e inconsciente. Y es también la historia de un hijo, marido y padre cariñoso que se consideraba un empresario que trabajaba dando al público lo que el público quería. Al Capone fue todas esas cosas”, dice la autora en introducción del libro.
Aunque demostró ser un hombre despiadado, parece que su familia tenía otra visión. Deirdre admiraba mucho a su tío, porque Capone había sacado a la familia y a mucha gente de la pobreza.
Allegados a la sobrina cuentan que ella hablaba muy bien de Al Capone, ya que lo consideraba un buen hombre, cálido, con un gran corazón, honesto y que valoraba mucho a las mujeres. La autora también define a su tío abuelo como “el pacificador de la familia”, porque las tormentas entre ellos (el matrimonio Capone) eran violentas como las que azotan el Caribe.
Alphonse Gabriel Capone contrajo matrimonio el 30 de diciembre de 1918, a sus 20 años, con la irlandesa Mary Josephine Coughlin, quien tres semanas previas a la boda le habría dado un hijo: Albert Francis “Sonny”.
Los recién casados se mudaron a Chicago, por una oferta laboral que le hicieron a Al, para trabajar como personal de seguridad en un burdel, donde según se cree contraería sífilis tiempo después. La pareja no fue vista con buenos ojos por la sociedad de aquel entonces, tanto que muchos la compararon con la historia de amor de “Romeo y Julieta”, la tragedia de William Shakespeare.
En los albores del siglo XX miles de familias viajaron de Irlanda e Italia a los Estados Unidos huyendo de la miseria. La de Coughlin y la de Capone engrosaron la lista de inmigrantes. Las familias, aseguran quienes estudiaron la vida del gángster, representaban intereses opuestos pero luchaban por el mismo territorio en medio de la pobreza. En ese contexto, el amor entre Capone y la bella irlandesa era bastante chocante para sus compatriotas, sin embargo “tuvieron un matrimonio realmente admirable”, afirman.
La sobrina nieta insiste en destacar que detrás del hampón había sido un ser humano hermoso, un padre de familia y un marido ejemplar. Explicación demasiado complaciente sobre Al Capone, ya que era considerado el enemigo de la sociedad.
Mae era muy feliz siendo la esposa de Al Capone, ella disfrutaba de la sofisticación, de tener mucamos, de poder pasar tiempo con su hijo, según contó Deirdre. Pero también admitió que el caos llegó a la familia cuando compraron la casa en Miami y el mafioso estaba todavía en Chicago. Dijo que se veían poco y que la situación empeoró cuando fue condenado por evasión fiscal y tuvo que pasar ocho años en la cárcel.
Mientras Al Capone pasaba sus días en prisión, aprovechaba para escribirle cartas de amor a su esposa. Cartas cursis, como muchas cartas de amor, pero que revelaban la devoción que Capone sentía por su esposa, que estaba profundamente enamorada de él.
La versión de familia feliz de Deirdre Capone se contrapone con la de Mario Gomes, un coleccionista especialista en Al Capone, poseedor de una gran cantidad de fotografías y documentos de la familia, quien alega ser amigo de una de las nietas del matón más famoso de la historia. El hombre asegura que algunas de esas nietas le dijeron que la familia de Capone, la hermana de Al, Mafalda y su madre Teresa, “trataban a Mae como una basura”. Que fueron muy malos con ella porque “no era italiana y quedó embarazada antes de casarse”.
Entre los especialistas sobre la vida del gánster existen discrepancias respecto de la verdadera identidad del hijo de Al Capone: la sobrina asegura que Sonny no era hijo de Mae, porque ella no podía tener hijos. Y que más tarde, ambos se cambiaron el apellido Capone por el de Brown, pero nunca reveló detalles acerca de cómo llegó el niño a la familia. Gomes no coincide. Dice que Sonny adoptó el apellido Francis y que sabe que las nietas odian a Deirdre porque inventó muchas cosas, incluido que Sonny no era hijo de Mae. Esgrime que cuando Capone estaba vivo la sobrina nieta era solo una niña y no puede recordar todas las cosas que hoy afirma.
Al Capone nació en enero de 1899 en la ciudad estadounidense de Brooklyn, en el seno de una familia de inmigrantes italianos que intentaban salir adelante: Gabriele Capone (barbero y panadero) y Teresina Raiola (costurera) tuvieron ocho hijos. Desde muy chico a Capone le gustaba estar en la calle y buscar la oportunidad para resaltar y obtener algún beneficio. Con sus amigos integraban una banda que cometía delitos de poca monta, mientras él buscaba siempre una oportunidad para resaltar y obtener algún beneficio.
Cuando la leyenda no había comenzado, a los 17 años trabajaba en un bar de Coney Island, una península turística al sur de Brooklyn, en Nueva York. De ese tiempo hay una anécdota que muestra a Capone faltándole el respeto a una mujer:“Muñeca, tienes un culo precioso. Y te lo digo como un cumplido”. El comentario machista no solo ofendió a la mujer, aseguran, sino también a su hermano, Frank Gallucio, otro delincuente de la época, quien lo golpeó y le produjo tres cortes, dos en la cara. De ese episodio nació el apodo que lo representaría a lo largo de su vida: “Scarface” (Cara Cortada).
Con tanto poder y dinero, ¿Al Capone se mantuvo fiel a su esposa Mae? Su sobrina asegura que en eso tiempos Mae no tenía conocimiento de lo que su esposo había hecho fuera de casa. Y que los hombres de ese entonces no llevaban historias del trabajo al hogar ni las compartían. Pero confía que infidelidades y amantes. Que cuando alguien es rico y poderoso “va a tener todo tipo de mujeres”. Aunque también sostiene que Capone adoraba a su esposa y amaba mucho a su familia.
Mario Gomes suma una anécdota: Al Capone y sus hermanos, dice, siempre estaban rodeados de mujeres y que las preferían rubias. Mae, al parecer, se enteró y enfureció. ¿Qué hizo la esposa engañada? Se tiñó el pelo de rubio. “Y así quedó como a su marido le gustaba”, sentencia. Eran otros tiempos, claro está.
Al Capone y Mae vivían rodeados de lujos y excentricidades. El cuarto principal que el hampón utilizaba para dormir parecía un burdel de lujo, con pareces forradas en terciopelo, espejos en el techo, esculturas ostentosas y mucho oro.
Gustos aparte, la mansión donde vivió y murió Al Capone se vendió por US$ 15,5 millones tras resistir a proyectos de demolición. La propiedad, construida en 1920 en una isla de la Bahía Vizcaína, en medio del exclusivo barrio Palm Island, aún conserva su estilo colonial original. Consta de tres casas: la de la entrada, la villa principal y una cabaña al costado de la piscina. La construcción principal tiene cuatro dormitorios, tres baños completos y un toilette. Detrás de la piscina de 162 metros cuadrados se erige una cabaña de dos pisos con terraza con mirador a la bahía y un pequeño baño en el primer nivel, con un dormitorio; en el segundo nivel, otro dormitorio completo. Hacia la entrada se puede acceder a una casa de huéspedes con dos dormitorios y un baño.
Al Capone se trasladaba en un Cadillac de siete toneladas, blindado; los paragolpes estaban diseñados con un material que no se abollaba y tenía también un dispositivo en la luneta por el que podía sacarse el caño de una ametralladora. Cuando cayó en desgracia, el suntuoso auto fue decomisado y como era tal su solidez, pasó a integrar la comitiva de seguridad del presidente Franklin Roosevelt.
Las tres nietas vivas del gángster subastaron una colección de obras de arte, un reloj de bolsillo con diamantes incrustados e incluso la pistola Colt. 45 personal de Capone, entre un total de 174 artículos valorados alguno de ellos en hasta USD 715 mil.
Uno de los artículos más fascinantes es una carta de tres páginas que le escribió a su hijo Sonny desde la celda de Alcatraz. “A mi Querido Hijo, bueno Hijo de mi corazón, aquí está tu querido padre, que te ama con todo mi corazón y orgulloso de tener un hijo tan inteligente como tú”, escribió Capone, a lápiz.
La oferta por el reloj de bolsillo Patek Philippe del gángster, con un monograma e incrustado con 90 diamantes, comenzará en USD 12.500. Otros lotes incluyen gran cantidad de fotografías de Capone y miembros de la familia, cristalería, estatuillas y otros artículos decorativos de las casas de los mafiosos en Chicago y Miami, como aros, gemelos y clips para billetes y una variedad de otras joyas.
Mientras tanto, la pistola de Capone que usaba para protegerse había sido valorada en 60.000 dólares.
La colección les pertenece a las tres hijas de Sonny Capone. Diane Patricia Capone, de 77 años, apareció en el evento realizado en octubre de 2021. “Lo que la gente no sabe es su historia personal como padre y abuelo y su doloroso camino de redención mientras estuvo en Alcatraz -dijo en un comunicado emitido por la casa de subastas-. Ese es el Capone desconocido del que hablo en mi libro, y es la historia que cobra vida con estos tesoros familiares”.
“Estábamos envejeciendo y nos preocupaba que si algo nos pasaba a alguna de los dos, la gente no sabría qué era qué y cuál era la historia que acompañaba a cada cosa”, dijo Diane Capone, nacida en Miami y quien ayudó a su abuelo en sus últimos años, al Wall Street Journal.
Las herederas esperaban recaudar entre 400.000 y 700.000 dólares, pero terminaron reuniendo más de tres millones de dólares. Miles de participantes de todo el mundo querían quedarse con una porción de la vida del gánster más espeluznante.
No pasó mucho tiempo después de su salida de prisión para que Al Capone empezara a sentir los signos de una demencia a causa de una sífilis no tratada, contagiada por una prostituta muchos años atrás.
El 21 de enero de 1947 sufrió un derrame cerebral y cuatro días después murió de neumonía. Lo encontraron muerto en la bañadera de su mansión. Tenía 48 años.
Fue enterrado en el cementerio Mount Carmel, en Chicago, junto a su padre y uno de sus hermanos.