Robinson Morey es un venezolano que ha labrado una carrera sobresaliente como guía espiritual. Una beca de estudio lo llevó a cumplir su sueño de viajar hasta India. Pero sin esperarlo, su destino dio un giro que cambió el rumbo de su estadía y lo que sería una aventura de dos meses se convirtió en una larga travesía de asombrosas experiencias.
El psicoterapeuta y profesor de yoga fue laureado con el Premio a la Excelencia Humanitaria en el país asiático. El galardón es producto de la práctica sanadora y conexión espiritual que cultivó en cientos de personas que fueron víctimas de abuso sexual. Lidió con situaciones de angustia, desolación, temor, incluso protagonizó un aterrador episodio de secuestro. Sin embargo, nunca desistió hasta cumplir su misión: Transformar vidas.
Por Elizabeth Gutiérrez y Luis Eduardo Martínez | lapatilla.com
Robinson Morey, nombrado dentro de la filosofía hindú como Swami Zabethananda Narayan, es un joven nativo de la ciudad de Cumaná que cuenta con más de 10 años de conocimientos en el mundo espiritual. Durante mucho tiempo anhelaba visitar India hasta que en 2020 recibió una beca para estudiar Ayurveda, en la Ciudad de Rishikesh. “Quería visitar ese país mágico y lleno de tanta mitología, sabiduría y diversidad espiritual”, relató.
Un viaje místico
El joven de 28 años contó que inicialmente le resultó complicado comunicarse con su entorno, aunque se adaptó para familiarizarse con otros idiomas y diversas culturas. La pandemia volcó sus planes y se vio obligado a permanecer mucho más de lo previsto fuera de Venezuela. Pero sus conocimientos lo ayudaron a reinventarse en medio de la crisis con terapias y fisioterapias dirigidas a compañeros del centro de estudios.
“Recibí el apoyo de una señora de 70 años de EEUU y otra mujer embarazada de Hong Kong. Luego empecé a trabajar en hoteles, así como dictar clases, cursos y formaciones online a través de mi escuela de yoga Prema Yoga School”, manifestó.
Según cuenta, este proceso le presentó gratas oportunidades para crecer como persona y líder. “Al principio, estuve en el Instituto de Ciencias Védicas y Medicina Alternativa. Después de finalizar mis estudios, me mudé a Antalya, un hotel donde me dieron la alternativa de ofrecer mis servicios en el campo del yoga terapéutico, acro yoga y meditación. Allí hice muchos amigos. Una vez que las reglas en India fueron más flexibles para viajes domésticos, tomé mi mochila y realicé varios peregrinajes”, dijo.
Su propósito
A raíz de Covid-19, el desempleo tomó fuerza y las comunidades de India desarrollaron planes de ayuda social con alimentos y actividades para respaldar a los sectores menos favorecidos. A pesar de que todo se tornó por un camino que Robinson no trazó, definió su misión y decidió apoyar con lo que mejor sabía hacer. “Fui convocado a participar en estos proyectos. Durante el proceso, comprendí que el conocimiento de la educación sexual era muy escaso debido a las tradiciones. Hablar de educación sexual en India es tabú, especialmente en pequeñas ciudades y pueblos”, expresó.
Desde ese momento, este dedicado venezolano buscó el sustento de instituciones y brindó asistencia emocional a niños, reforzó los derechos humanos de la mujer, así como también asistió a víctimas de abuso sexual y secuestro. “Muchas personas no asistían a terapia o no querían conversar del tema por vergüenza y miedo. Entonces, nacieron las terapias anónimas por teléfono, un método que permitió abrir el corazón de las víctimas y comenzar el proceso de sanación de sus traumas”, compartió.
El cumanés emprendió esta labor en noviembre de 2020. Diariamente dedicaba hasta cinco horas de atención de forma gratuita. Más adelante, sufrió un secuestro como consecuencia de las situaciones que enfrentó con un grupo de personas. “Denunciamos a un hombre que violó a menores de edad. Dios sabe lo que hace y envió a los policías en el momento perfecto para salir de esta situación”.
El reconocimiento
Las recompensas son fruto del esfuerzo y Robinson fue testigo de ello, pues hasta el momento, es el único venezolano y latinoamericano en obtener el Premio a la Excelencia Humanitaria en India. “Me sentí muy honrado, aún no puedo creer tantas bendiciones. Ser el primer venezolano en recibir reconocimientos en India, me hizo querer regresar a Venezuela, traer el premio a mi tierra y usar todos los aprendizajes para ayudar a mi país nuevamente”, aseveró.
A su vez, mencionó: “Robinson o Robin, como solían llamarme, fue un nombre que estuvo lleno de agradecimientos, llamadas, felicitaciones por parte de todos los que me rodearon. Por tal motivo, decidí aceptarlo y dedicarlo a mi tierra Cumaná que me vio nacer y a Rishikesh que me ayudó en mi proceso de crecimiento personal y espiritual”.
Vivir para servir
Robinson Morey regresó a Venezuela en enero de este año y aseguró que aspira continuar con su labor humanitaria y al mismo tiempo, poner en marcha nuevos proyectos. “Seguiré prestando el apoyo a ONG en India y espero tener respuestas positivas de ONG en Venezuela para trabajar”.
Desde 2014, el venezolano ha formado instructores de yoga en su tierra natal. Detalló que en 2022 retomará esta práctica y ahora con los avales internacionales de la Asociación de Yoga de India. “Me encantaría crear una carrera universitaria cuyas cátedras sean terapias alternativas, yoga, ayurveda, medicina alternativa y terapias holísticas. De igual manera, incluir psicología, filosofía y materias de índole científica. Por supuesto, estoy abierto a más oportunidades, experiencias y actividades en Venezuela”.