“Fue un momento duro por cómo se perdió. Nosotros veníamos arrastrando un año difícil. Podíamos perder, perdí muchísimas veces, pero no de la manera en que lo hicimos”.
Cuatro meses después de la histórica y humillante derrota que sufrió el Barcelona a manos del Bayern Múnich por 8-2 en los cuartos de final de la Champions League (14 de agosto del 2020), Lionel Messi describió a la perfección el momento que atravesaba el club a nivel deportivo en una entrevista con La Sexta.
Ese fue el punto de quiebre entre un mal presente y un futuro aún peor, que todavía la entidad parece lejos de poder revertir a pesar de la llegada de Xavi, uno de los grandes referentes de la historia azulgrana al banco de suplentes.
El líder del fútbol alemán, sin estar en los planes, se convirtió en el parámetro para ver en qué situación se encontraba el Barça durante el último año y medio. En total, los catalanes tuvieron tres técnicos y cambios drásticos en el plantel, sin embargo ninguna de estas soluciones fueron suficientes para ganar, ni incluso para perder por una diferencia menor a tres goles contra ellos.
El ex presidente del Barcelona Josep Maria Bartomeu fue contundente tras aquella abultada derrota al informar sobre una fuerte reestructuración del plantel. La entidad necesitaba un cambio y entendieron que algunos referentes debían abandonar la institución para darle un nuevo aire al equipo, así como también para aligerar la masa salarial producto de una mala gestión económica que terminó siendo una catástrofe para el mundo del barcelonismo un año más tarde, con el adiós de Lionel Messi.
Ivan Rakitic y Arturo Vidal fueron los primeros en dejar el club. Los futbolistas de 32 y 33 años se marcharon a cambio de menos de dos millones de euros por cada uno al Inter y al Sevilla para continuar con sus carreras.
Con la llegada de Ronald Koeman (en reemplazo de Quique Setién) como la esperanza para ese nuevo Barcelona, surgió el primer escándalo mediático: la venta de Luis Suárez, tercer máximo goleador en la historia azulgrana, al Atlético de Madrid (uno de los rivales directos) a cambio de 6 millones de euros en variables.
La directiva había empezado a cumplir su promesa: consiguió rebajar la edad media del plantel que había manejado Setién, que en junio del 2020 llegó a alinear el once titular más longevo de la historia culé en un partido contra el Sevilla (30,7 años).
Sin embargo, estas decisiones un tanto erradas (Luis Suárez fue clave en el título del Atlético de Madrid de la siguiente temporada) acarrearon nuevas complejidades después de que Lionel Messi informara su intención de abandonar la entidad a través de un burofax por el mal manejo dirigencial de la situación. Un episodio en el que finalmente decidió dar marcha atrás y que terminó con la renuncia de Bartomeu como presidente.
Con Serginho Dest y Pedri entre otros llegó la sangre nueva y, de la mano de La Pulga como el principal referente y de Koeman desde el banco, parecía que el plantel comenzaba a salir del pozo, pero lejos estuvo de eso. Pese a que el rosarino continuó aportando goles importantes, el equipo dejó escapar puntos claves en partidos trascendentales en el campeonato. Si bien con el técnico holandés el Barça pudo volver a levantar un título (la Copa del Rey), las irregularidades del plantel continuaron.
Finalmente llegó agosto del 2021. Había pasado un año, dos entrenadores, dos presidentes (con la asunción de Joan Laporta en marzo) y muchos jugadores por la puerta de salida (Semedo, Trincao, Arthur, entre otros). Pero nadie iba a imaginar lo que terminó sucediendo el 5 de ese mes: “Leo Messi no seguirá ligado al FC Barcelona. A pesar de haber llegado a un acuerdo y con la intención de firmar un nuevo contrato, no se podrá formalizar debido a obstáculos económicos y estructurales”, comunicó el sitio oficial azulgrana.
Esa reestructuración que había propuesto la dirigencia anterior se concretó con la salida del máximo ídolo del club, producto principalmente de la crisis financiera que atravesaba la entidad. El plantel perdió al capitán de su equipo y la responsabilidad de liderar quedaba distribuida entre los últimos supervivientes de aquella humillante goleada (Ter Stegen, Sergio Busquets, Jordi Alba y Gerard Piqué).
Como si fuera poco, al mes siguiente iba a aparecer nuevamente el Bayern Múnich para ponerlos a prueba en el primer partido de la fase de grupos de la Champions League. Ya no estaban Messi, Rakitic, Vidal, Suárez, ni Griezmann, pero sí tuvieron minutos de juego Ansu Fati, Ronald Araujo, Pedri González, Gavi, Alejadro Baldé, Demir y Mingueza (todos menores de 22 años).
Pese a que el resultado fue menor al de hacía un año atrás (perdieron 3-0 en el Camp Nou), el conjunto alemán dio cátedra y convirtió el recinto catalán en el patio de su casa en Múnich. Se impuso de tal forma que hizo que el Barcelona pareciera un equipo de mitad de tabla de la Bundesliga, luchando por no recibir más goles.
El juego no mejoró y la salida de Messi dejó un vacío enorme que no se pudo tapar ni individual ni colectivamente. Quince días después de esa nueva derrota ante los alemanes, Koeman iba a ser despedido al no pasar de un empate frente al Benfica en la segunda jornada de la primera fase.
En un ambiente muy caldeado por la salida de Lionel Messi, principalmente con críticas a Joan Laporta que aseguró que si ganaba las elecciones el argentino iba a seguir ligado al club, llegó Xavi Hernández para intentar llevarles tranquilidad a los fanáticos y confianza a los jóvenes que debían rellenar los espacios que dejaron vacíos los referentes.
Con poco tiempo de trabajo al mando del plantel, el ex mediocampista cumplió en su debut con una victoria por 1-0 en el derby catalán frente al Espanyol en la liga, pero la situación no iba a mejorar en la Champions al empatar a cero con el Benfica en un duelo trascendental para superar la fase de grupos.
15 días más tarde le iba a llegar el golpe de nocaut a un Barcelona que nunca pudo recuperarse. El 8 de diciembre, iba a aparecer el Bayern Múnich como si se tratara de una pesadilla para darle la estocada final a un proceso de renovación para el olvido: después de 20 años, Barcelona iba a volver a jugar la Europa League al quedar eliminado en la primera instancia.
En lo que respecta al objetivo dirigencial, la media de edad bajó notablemente (ahora es de 25) al igual que la crisis financiera y la masa salarial (varios jugadores se rebajaron el sueldo y otros como Coutinho salieron del club).
En lo deportivo, sin embargo y aunque los jóvenes prometen, la transición no se llevó a cabo de forma ordenada. Los más chicos como Pedri, Frenkie De Jong y Ansu Fati (que heredó la 10) se convirtieron en el sostén de un plantel que está pagando los platos rotos de una directiva que se durmió en los laureles. Hay futuro, pero primero está el presente.