Emprender en Venezuela no es tarea fácil, sin embargo hay quienes han sacado lo mejor de sí para surgir en medio de una situación que a muchos les ha golpeado fuertemente el bolsillo. Pero para Yesika Azuaje, una joven caraqueña, esta realidad económica no significó un impedimento. Ella decidió salir adelante y no darse por vencida; consiguió un arsenal de ideas y unas manos llenas de ganas para fabricar ropa y trajes de baño. Ésta es su historia.
Por Ana Guaita Barreto y Daniel Mendez / lapatilla.com
La creatividad y la habilidad para confeccionar una prenda de vestir única y al gusto del cliente, viene de familia. En exclusiva para lapatilla.com, Yesika comentó que cuando apenas tenía 10 años, aprendió las prácticas básicas de un oficio que hoy en día es su pasión y la profesión que se encarga de darle el sustento a su familia.
“Me di cuenta de que me gustaba confeccionar ropa y trajes de baño cuando tenía 8 ó 10 años. Mi mamá estaba haciendo un curso de ropa interior y me llevaba a sus clases”, recordó nuestra entrevistada y al mismo tiempo detalló que al llegar a casa tomaba cualquier retazo de tela para hacerle la ropa a sus muñecas, de acuerdo con lo aprendido en el curso.
Así comenzó todo
Tras tener una noción básica de costura a mano, de corte de patrones y tela; diseño de modelos de franelas, ropa íntima y demás prendas de vestir, Yesika aprendió a usar el instrumento más importante para esta ardua, pero gratificante ocupación: la máquina de coser.
A eso de sus 12 ó 13 años, Yesika recibía de su madre algunas telas, las cuales utilizaba para confeccionar su nuevo clóset. “Siempre estaba estrenando camisas”, confesó entre risas, siendo ésta la prenda más sencilla de fabricar a su corta edad.
Con un poco más de experiencia, esta emprendedora venezolana, incursionó en el mundo de los trajes de baño. Teniendo unos 16 años confeccionó el primero -de muchos- a su gusto y a su medida para un viaje que tenía planeado. Pero todo quedó allí. Pasaron los años y Yesika se dedicó a otras labores, mientras los conocimientos y la práctica de costura se quedaron en stand by.
Durante algún tiempo, nuestra entrevistada pasó por varias actividades: cursó sus estudios académicos y trabajó para una empresa que muy poco -o nada- tenía que ver con la pasión que la movía. Sin embargo, hubo un momento de su vida en el que escuchó a su corazón y dijo “me voy a dedicar a esto a ver qué tal”, y fue así cuando formalmente le dio vida a YK Swimsuit, la marca que ahora es reconocida por miles de personas en Instagram y que se convirtió en la tarjeta de presentación de esta venezolana.
YK Swimsuit
Desde septiembre del año 2014, este proyecto está en el mercado venezolano a través de Instagram, y aunque no ha alcanzado la cantidad de seguidores que su creadora desearía tener, esta red social ha sido un impulso importante para dar a conocer el trabajo de esta talentosa criolla.
Y es que en esta tienda online no solo se fabrican trajes de baño -aunque es su fuerte-, también se confeccionan franelas, vestidos, faldas, pijamas, bragas e incluso ropa para niños. Este lugar virtual es una especie de paraíso para aquellas féminas (y caballeros) que disfrutan al vestir prendas únicas, de calidad y con acabados delicados.
“Todo lo hago personalizado, al gusto del cliente”, destacó Yesika, pues señaló que le gusta que cada comprador “vaya a donde vaya” sepa que no va a encontrar una pieza igual en alguna otra persona, pues esta diseñadora resalta que su método de trabajo se basa en realizar el mismo diseño hasta 5 veces, pero siempre cambiando los colores, estampados y detalles de confección.
Y es por esta razón que muchas de sus clientas se “casaron” con ella desde el principio: “Saben que lo que ellas pidan, lo que ellas quieran, lo tienen y no se lo van a conseguir en otro lugar”.
Cómo nació la marca
Para emprender en Venezuela se necesita ingenio, las ganas de hacerlo. Creatividad para innovar, para sobresalir. “A nosotras las mujeres nos encanta ir a la playa y llevarnos un traje de baño que llame la atención”, manifestó, recordando aquella necesidad que surge al comprar un traje de baño en una tienda. En muchas ocasiones, el cuerpo femenino no es aquel al que están acostumbradas las marcas famosas. Una figura “perfecta” de 90 – 60 – 90, es inalcanzable para la mayoría de las mujeres y es por ello que YK Swimsuit se planteó un objetivo: darle la solución a aquellas siluetas que presentan distintas tallas en su parte superior y en la inferior.
“Me decían ‘yo necesito talla S arriba y M abajo’ o ‘quiero este modelo de este traje de baño arriba, pero la parte de abajo la quiero distinta’, y yo cumplo con eso. Lo que mis clientas quieren es lo que van a llevar”, resaltó la diseñadora.
Y fue esta manera de trabajar, la calidad de su materia prima, su estilo único y una personalidad cautivadora, la que atrajo a muchas seguidoras. Muchas de ellas la recomendaron entre sus amigas y éstas a su vez, daban a conocer la marca entre los suyos, regalándole a YK Swimsuit un público fiel y amante de la moda que la acompañan desde sus inicios.
“Cuando inicié muchas personas quisieron conocer mi trabajo. Probaron mis diseños y quedaron encantadas”, recordó con muchísimo orgullo la creadora de la marca. El apoyo de sus amigos fue indiscutible. Incluso el primer cliente que obtuvo esta marca fue un caballero, amigo de esta joven emprendedora, que quería hacerle un regalo a su novia y acudió a Yesika, quien no dudó ni un instante en complacer los gustos de la pareja de su compañero.
A raíz de esta primera y satisfactoria experiencia, esta diseñadora comenzó un largo camino lleno de un sinnúmero de clientes que se han convertido en su mejor inversión, pues un cliente satisfecho siempre será una excelente publicidad en un mundo en el que infinita cantidad profesionales están haciendo lo mismo, sin embargo, para Yesika, la motivación para salir adelante es el factor clave. “No solo hay que probar, sino querer lograr el éxito con muchas ganas”, finalizó.