Se estima que al menos el 10% de las personas con coronavirus tendrá síntomas persistentes de COVID-19 que no se resolverán por meses. Desde secuelas respiratorias, cardíacas, pasando por la molesta pérdida de olfato, hasta consecuencias neuropsiquiátricas.
Por infobae.com
Desde que la variante Ómicron fue detectada en Sudáfrica en noviembre último, los científicos buscan conocer su impacto y cómo se convirtió en pocas semanas en la predominante en todo el mundo, desplazando a la más mortal Delta y generando una nueva ola de contagios sin precedente en todos los continentes.
Debido a su gran cantidad de mutaciones (52) respecto al virus SARS-CoV-2 original nacido en Wuhan, China, 30 de ellas ubicadas en la proteína espiga, que es la que toma contacto con la célula humana, esta variante ha sido más contagiosa, afirman los primeros estudios científicos, que también buscan conocer si los efectos leves que la misma genera podrían causar síntomas permanentes, más allá del tiempo de la infección, llamados comúnmente COVID prolongado.
Es demasiado pronto para saberlo, dicen los científicos, pero una enfermedad inicial leve puede no indicar un riesgo reducido. Muchos funcionarios de salud pública se han animado con la evidencia preliminar que sugieren sus investigaciones preliminares, que las infecciones de la variante Ómicron tienden a causar enfermedades menos graves que otras versiones del coronavirus. Aunque informes recientes sugieren que Ómicron puede causar una enfermedad inicial menos grave que otras variantes, los síntomas básicos de la infección con Ómicron son similares a los de la infección con otras variantes, lo que sugiere que los efectos a largo plazo también podrían ser similares.
“Las enfermedades iniciales más leves no significan necesariamente que Ómicron tenga menos probabilidades de provocar un COVID prolongado”, advierten médicos, investigadores y distintos grupos de pacientes con COVID prolongado. Los estudios de esta variante en oleadas anteriores indican que muchas personas que tuvieron reacciones iniciales leves o asintomáticas a la infección por coronavirus desarrollaron una Ómicron prolongada que persistió durante meses.
Una publicación de The BMJ puso números a un fenómeno que desde el inicio de la pandemia comenzó a documentarse: el síndrome post COVID, también llamado long COVID o COVID prolongado.
Se estima que al menos el 10% de las personas con coronavirus tendrán síntomas persistentes que no se resolverán por meses. Extrapolado a la carga global actual de COVID-19, esto sugiere potencialmente más de cinco millones de personas con síntomas persistentes actuales.
“Necesitamos criterios reconocidos para un diagnóstico de trabajo, sobre todo para facilitar el acceso a los servicios adecuados y permitir la planificación de la prestación de asistencia sanitaria -reconocen los investigadores-. Pero también debemos pasar de lo observacional a lo intervencionista. Para lograr esto, será necesario pensar mucho para decodificar los mecanismos etiológicos en una condición de confusión que parece moverse entre distintas especialidades clínicas y vías de tratamiento”.
Infobae consultó a la médica infectóloga Isabel Cassetti (MN 55.583) quien definió que “se llama long COVID, COVID prolongado, síndrome post COVID o secuela post COVID a un conjunto de signos y síntomas que se dan y que se desarrollan durante o después de la infección por COVID-19, que continúan por más de 12 semanas y no son explicados por otro diagnóstico”.
“La aparición de estas secuelas no se relaciona con el grado de cuadro viral que tuvo la persona: alguien pudo haber tenido un COVID leve y no haber necesitado internación y sin embargo quedar por ejemplo con mucha astenia (cansancio) que puede durar dos o tres meses”, especificó la directora médica de Helios Salud y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi), quien aclaró que “después de 12 semanas la mayoría de los autores hablan de COVID crónico”.
La mayoría de los especialistas coincide en que el hecho de que “la naturaleza multisistema del COVID-19 en curso significa que debe considerarse de manera integral”, incluso después del alta. Reconocer el post COVID, el primer paso (consultar a tiempo, el segundo).
“El uso de la palabra ‘leve’ no pretende minimizar la experiencia de tener la enfermedad”, dijo la doctora Shira Doron, epidemióloga hospitalaria y médica de enfermedades infecciosas del Centro Médico Tufts de Boston. Además aclaró que las personas que presentan una enfermedad leve pueden desarrollar lo que se denomina “covid largo”, y padecer los síntomas incluso durante seis meses o más. Para Doron el término “leve” debería ser reformulado.
“Cuando nosotros, o los CDC o los NIH, decimos ‘leve’, nos referimos realmente a que no se ha enfermado lo suficiente como para ir al hospital. Pero cuando tienes una enfermedad parecida a la gripe que te lleva a la cama, eso no es leve para ti”, agregó la doctora.
Después de Ómicron vendrán nuevas variantes pero menos agresivas y de menor impacto hospitalario porque “esa es la evolución lógica de cualquier virus”. Así lo pronostica el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, que para 2022 prevé “más infección pero menos enfermedad”.
Lo que sí parece claro, explica López Hoyos, es que el COVID “no desaparecerá, se quedará entre nosotros como un virus estacional o de forma endémica con catarros no muy agresivos”.
La doctora Liliana Vázquez, médica infectóloga (MN 67434), especialista en infectología perinatal y pediátrica en Funcei, dijo: “Es cierto que las características de Ómicron se parecen más a un cuadro de resfrío intenso con menos compromiso pulmonar. También, que los pacientes se internan menos. La gran mayoría que hoy lo están, es porque no fueron vacunados”.
Y explicó: “Me parece que hay parte de la juventud que no ve las complicaciones que puede tener contagiarte o no cuidarte, por eso no es una buena idea hacerlo. Esta enfermedad no es como la varicela, que te contagiás una vez y ya quedás inmunizado. Aquí sabemos que los anticuerpos bajan con el tiempo y que es necesaria la reinmunización. Lo mejor sería que todo nos sigamos cuidando, volviendo a la normalidad pero advirtiendo los riesgos que existen”.