Una investigación señala que hay una respuesta diferente a la infección en subpoblaciones minoritarias con ciertas mutaciones genéticas y capacidad inmunitaria más limitada, las cuales podrían tener más riesgo ante una primera infección por SARS-CoV-2 si no tienen la protección de la vacuna.
El estudio que publica hoy Plos Computational Biology está liderado por el Centro Nacional de Microbiología (CNM) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) de España.
La investigación expone el “posible” riesgo de escape inmunitario en poblaciones minoritarias cuyas características genéticas pueden reducir su capacidad para combatir la infección primaria por SARS-CoV-2.
El trabajo estudia la respuesta celular mediada por los linfocitos CD8+, células inmunitarias que juegan un papel central ante una primera infección natural (la primera vez que se sufre el contagio), y no la protección inducida por las vacunas, que como concluyeron dos recientes estudios del CNM son eficaces frente a Ómicron y otras variantes del SARS-CoV-2.
De esta manera, las personas que no tienen estas mutaciones, han pasado la enfermedad y además están vacunadas no tendrían un mayor riesgo, indica el ISCIII en un comunicado.
La investigación es especialmente útil para obtener nuevo conocimiento de la respuesta a la infección en colectivos con respuestas celulares limitadas, como podrían ser algunas pequeñas subpoblaciones subsaharianas y del Extremo Oriente.
Las personas de estas subpoblaciones “podrían tener más riesgos ante una primera infección con el SARS-CoV-2 si no cuentan con la eficaz respuesta de anticuerpos extra generada por las vacunas”.
El análisis computacional masivo de los genomas del virus y la genética humana puede desvelar qué personas o grupos poblacionales tienen un mayor riesgo de que la infección por SARS-CoV-2 evada la inmunidad celular aun con pocas mutaciones.
El equipo uso algoritmos de identificación de epítopos (las partes del virus que reconoce el sistema inmunitario) dependientes de variantes humanas de los genes (o alelos) de histocompatibilidad de clase I, y cómo las mutaciones invalidaban estos epítopos de un modo dependiente del alelo humano.
El autor principal de la investigación, Antonio Javier Martín Galiano, del CNM explica que “las diferencias genéticas entre poblaciones humanas son a veces significativas, lo que puede ocasionar que la vía celular del sistema inmunitario responda de manera distinta a las infecciones víricas”.
Virus como el SARS-CoV-2 no suelen mutar tanto como para evadir por completo la respuesta celular en la mayor parte de la población mundial, pero a veces pueden aprovechar limitaciones específicas en algunas subpoblaciones.
La presencia de ciertas mutaciones virales reduciría aún más la inmunidad celular en estos individuos, que aún podrían disponer de la llamada inmunidad humoral -la generada por anticuerpos-.
“Podemos decir que estas personas, con características genéticas determinadas, tienen peores cartas de partida para defenderse de la infección, incluso encontrándose en un buen estado de salud inicial”, apunta Martín Galiano.
Las mutaciones virales localizadas por los investigadores facilitan la presencia de los denominados epítopos de escape; las partes del virus que reconoce el sistema inmunitario para tratar de frenar la infección aumentan su capacidad de evadir ese reconocimiento y, por tanto, dificultan la eficacia de las defensas.
Por tanto, pese a la muy escasa probabilidad de que las mutaciones del SARS-CoV-2 logren que el virus evada la reacción del sistema inmunitario en la inmensa mayoría de la población mundial inmunocompetente, hay pequeñas poblaciones en las que ciertas mutaciones virales podrían ser seleccionadas aumentando el riesgo de brotes locales con peor pronóstico.
El investigador destaca que este tipo de trabajos confirman que la integración de información genómica, geográfica e inmunoinformática “facilita la vigilancia de variantes que puedan afectar tanto a la población mundial como a pequeñas subpoblaciones”.
EFE