¿Qué hacemos con el lenguaje corporal en la post-pandemia?

¿Qué hacemos con el lenguaje corporal en la post-pandemia?

 

El lenguaje corporal es un tipo de comunicación en el cual los comportamientos físicos, en lugar de palabras, son utilizados para expresar o transmitir información.





Especial de Laszlo Beke

Las emociones que se pueden comunicar sin expresar palabra alguna incluyen los movimientos corporales, la postura, los gestos, el contacto visual, el contacto físico, el movimiento de los ojos y uso del espacio. Mucho del lenguaje corporal ocurre inconscientemente, sin embargo en campos como el empresarial, el político y en los medios visuales el lenguaje corporal deliberado puede tener un gran peso.

Una enorme incógnita es la relevancia que pueda tener el lenguaje corporal en un mundo remoto o híbrido y por ello muchas de las investigaciones realizadas en el campo de la comunicación non-verbal pueden terminar siendo redundantes y poco útiles.

Liderazgo y lenguaje corporal

Se considera a la comunicación como un elemento esencial del liderazgo y el lenguaje corporal ha sido una parte fundamental de la comunicación. Sobre esa base se ha desarrollado todo un cuerpo de investigación y asesoría asociados a la forma en la cual ejecutivos pueden influenciar, alentar e impactar sin la necesidad de pronunciar una palabra.

Muchos estudios se han dedicado a analizar el comportamiento no-verbal y señalan como “líderes emergentes” a personas que no tienen un rol específico en la jerarquía, pero que en una forma natural asumen una posición de autoridad en un grupo. Ellos inclinan la cabeza, tocan a otros, hacen gestos, fruncen el ceño, se plantan firmes, sus expresiones faciales son más animadas.

Otras investigaciones sugieren que para ganar votos en unas elecciones, los candidatos deben dar sus discursos con sus piernas plantadas y los pies separados. En uno de los Ted Talks más populares se plantea que si un candidato a un trabajo dedica dos minutos a “posar-con-poder” con las manos-en-la-cadera, esto le infunde confianza y mejora las percepciones de otros.

El contemplar puede fomentar un sentido de seguridad sicológica y también puede conferir autoridad, en un trabajo recientemente publicado se determinó que recibir más contacto visual de una persona importante lleva a tener una mayor participación en interacciones de grupales. Los líderes, que asumen posiciones abiertas del cuerpo, con brazos y piernas no cruzadas, tienden a lograr un mayor número de contribuciones.

Problemas asociados a las investigaciones

Las investigaciones en comunicaciones no verbales presentan varios problemas:

– Mucho de la planteado es absolutamente obvio. Al dirigirse a una persona, el inclinar la cabeza en lugar de sacudirla mostrando incredulidad, indudablemente envía un mensaje fuerte. Pero también envía este tipo de mensaje si se le da un puñetazo a otra persona y para corroborar eso no se requiere una publicación.

– Las personas buscan cosas diferentes de sus jefes. Fruncir el ceño es el sello de líderes emergentes, pero no lo es de uno comprensivo, y lo contrario es válido con respecto al uso de la sonrisa.

– El problemas más reciente nace del hecho que casi todas las investigaciones fueron realizadas cuando las interacciones eran presenciales. Aun cuando el efecto de la pandemia disminuya y las oficinas vuelvan a ser lugares de trabajo, la mayoría de las oficinas no se volverán a llenar de trabajadores. Los empleados continuarán trabajando en forma remota por lo menos parte del tiempo. Zoom seguirá siendo un componente integral de la forma de trabajo y definitivamente el lenguaje corporal no es apropiado para las interacciones remotas.

Lenguaje corporal en la pantalla

En la pantalla los cuerpos están casi totalmente fuera de la vista, independientemente del idioma que se está hablando. Es mucho más probable que se llegue a conocer a las parejas, a las mascotas y al decorado de la casa de los nuevos colegas, antes de saber cuando altos son. Las caras llenan la pantalla de las reuniones, pero el contacto visual significativo es imposible.

Más allá del umbral básico de atención – por ejemplo, no bajar la mirada hacia el teléfono celular- la mayoría de las personas tienen en la pantalla la misma mirada vidriosa. Si aparecen varios rostros en la pantalla, esos participantes no tienen forma de saber quién los está observando específicamente. Es muy posible que la cara más observada sea la propia. Si la cámara está ubicada en el lugar equivocado, es posible que la persona considere que se le está observando en forma significativa, cuando pudiera estar mostrando las fosas nasales. Las expresiones animadas son difíciles de detectar, especialmente cuando las personas estén asistiendo a reuniones de trabajo híbridas. No existen formas simples de compensar este tipo de problemas, ni exagerando expresiones ni acercando la cara a la cámara.

La opción más simple es no preocuparse mucho por el lenguaje corporal. En momentos específicos, como entrevistas de trabajo o el momento de realizar discursos, las primeras impresiones tienen importancia y es conveniente la autoconciencia. Pero definitivamente la postura no es liderazgo. Si se quiere que las personas dejen de mirar fijamente a la pantalla, apagar la pantalla propia es una forma práctica de hacerlo.


Se hace referencia a Body language in the post-pandemic workplace. También aparece en mi Portal https://bit.ly/3gJxJeM. La imagen es cortesía de flickr.