Una conversación con expresos políticos cuyos testimonios validan informes acerca de que en las celdas de las prisiones en Nicaragua se practica la tortura.
Por vozdeamerica.com
A Lenin Rojas le extrajeron las uñas con un alicate, le lesionaron una costilla y lo violaron mientras estuvo detenido en una cárcel de su país, Nicaragua.
“De esto casi no hablo. Tengo traumas”, dijo en una reciente conversación con Rojas, que hizo una pausa y respiró profundo antes de continuar con su testimonio.
Una semana detenido en la cárcel de máxima seguridad en Managua, conocida como “El Chipote”, fue suficiente para que el opositor Rojas, de 39 años, comprobara en su piel “los horrores” que había escuchado sobre torturas en las cárceles del gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua.
Había sido capturado cuando regresaba de una marcha contra el gobierno sandinista, en julio de 2018, justo en los momentos de mayor tensión de la crisis sociopolítica que dejó más de 300 muertos y más de 100.000 exiliados.
Rojas cuenta que de El Chipote trasladado al sistema penitenciario Jorge Navarro, conocido como “La Modelo”. En ambos sitios -rememora- vivió momentos tormentosos.
Video VOA:
Chester Navarrete, expreso político asilado en Estados Unidos también estuvo en la cárcel de El Chipote y posteriormente en prisión “La Modelo”. En ambas prisiones -cuenta- vivió episodios traumatizantes. Asegura que entre lo más impactante fue ver cómo custodios asesinaron al ciudadano estadounidense y preso político Eddy Montes.
Navarrete fue detenido por brindar atención médica y hospitalaria a los heridos durante la crisis de abril.
“En la cárcel La Modelo estuve nueve meses y muchos de los que estuvimos presos ahí, aparte de la agresión verbal, vimos la agresión física (…) Lo más impactante fue la muerte de Eddy Montes en mayo de 2019”.
Video VOA:
Las celdas más criticadas
En Nicaragua existen varios centros penitenciarios. Los opositores del gobierno de Ortega son a menudo llevados primero a la prisión El Chipote.
Esta cárcel, cuyo nombre oficial es Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), es una de las celdas preventivas más temibles en todo el país por sus condiciones.
En 2019, la cárcel pasó a otro punto de Managua a un edificio más moderno, sin embargo, los familiares de los reclusos tienen las mismas quejas de la sede anterior: dificultad para acceder, pero sobre todo las persistentes violaciones a los derechos humanos.
“Las nuevas celdas no resuelven el problema de los torturadores, de los interrogadores que hacen miserable la vida de los presos políticos. Lo que necesitamos es que cese la represión y que salgan los presos políticos; que los torturadores sean entregados a la justicia para que haya una sanción por las barbaridades que han hecho y que han cometido”, aseguró la exguerrillera disidente Dora María Téllez en 2019, previo a su detención.
En estas celdas se encuentran la mayoría de opositores detenidos durante el 2021, previo a las elecciones en donde Ortega se impuso en un nuevo mandato, y aunque aseguran que es un lugar donde no se puede tener por demasiado tiempo a una persona acusada, la justicia no ha escuchado las demandas de los familiares que piden mejores condiciones.
De hecho los familiares de los opositores han denunciado que los meses de aislamiento, la mala alimentación, los continuos interrogatorios y la falta de atención médica está provocando un grave deterioro en la salud de los presos políticos.
Familiares y exprisioneros afirman que los presos no tienen acceso regular a la luz solar y que a la mayoría no se les permite la entrada de ropa de cama, abrigo y frazadas, por lo que sufren el intenso frío de las noches en sus celdas. Explican que las luces en ocasiones permanecen encendidas las 24 horas del día en unas celdas, mientras que otras permanecen en penumbra.
La esposa de Róger Reyes, un abogado opositor, denunció recientemente que tras haberlo visitado en El Chipote, presentaba episodios de depresión y le dijo “que no recordaba el nombre de sus hijas, ni tampoco cómo, ni cuándo fue capturado”.
En el sistema penitenciario Jorge Navarro la situación también es compleja y existen pasillos especiales donde permanecen prisioneros considerados de alta peligrosidad.
El aspirante presidencial y periodista Miguel Mora durante su primera detención estuvo recluido en la Galería 31 conocida como El Infiernillo. En dicha celda no hay mucha iluminación y apenas entra el aire.
La posición del gobierno
Desde el 2019, el gobierno de Ortega ha reconocido favorablemente la labor de las autoridades y custodios del sistema penitenciario de Nicaragua, restando importancia a las constantes denuncias por violaciones a los derechos humanos, documentadas por familiares de presos políticos.
“Tenemos que reconocer la labor de los compañeros que trabajan en el sistema penitenciario, los esfuerzos que hacen para poder cohabitar allí con los prisioneros, poder atender a las familias de los prisioneros, poder atender las visitas, enfrentar situaciones difíciles que se presentan de vez en cuando, aunque no con la frecuencia de otros lugares”, dijo Ortega durante un acto en 2019 por el 40 aniversario del Ministerio de Gobernación.
También reconoció entonces que era necesario una mayor inversión para descongestionar las cárceles del país. “[A fin de que] tengamos en las prisiones una población en condiciones más humanas, a eso apuntamos y en esa dirección trabajamos”, dijo Ortega en 2019.
No mencionó sin embargo la muerte en prisión del preso político Eddy Montes, cuyo fallecimiento fue criticado dentro y fuera de Nicaragua.